Miguel Mañara Vicentelo de Leca

"Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo, rueguen a Dios por él."

Miguel Mañara Vicentelo de Leca
Epitafio



“Considerando cuán agradable es a nuestro Señor Dios recoger los peregrinos, como nuestro santo padre Abrahán lo hacía para agradar al mismo Señor, nos obligamos a recoger a todos los peregrinos que a esta Casa vinieren y hacerles el bien que podamos.”

Consejos de Miguel Mañara para ejercitar la caridad. Antiguo Manual de la Santa 
Caridad, cap. II



“Libre albedrío tienes, elige, que para coronar Dios tus obras y para que tengan mérito, te pone en libertad: elige, porque has de morir y al salir tu alma de ese tu cuerpo, en que ahora habita, le tomarán estrecha cuenta de los pasos que ha dado en estos Montes, que todos te los tienen contados y ellos te llevarán al fin donde se encaminaron. Quiera la gran misericordia de Dios y su paternal piedad, vayan a parar a Él mismo adonde descanses, Amén."

Miguel Mañara 
Discurso de la verdad


"... los más de mis malogrados días ofendí a Dios... Serví a Babilonia y al demonio su príncipe con mil abominaciones, soberbias, adulterios, juramentos, escándalos y latrocinios, cuyos pecados y maldades no tienen número..."

Miguel Mañara


“Mira su Santo y Valeroso Capitán como los alienta, diciendo: Venid a mí los que trabajáis, que en mí hallaréis descanso; los que tenéis sed, venid, porque soy fuente de aguas vivas.”

Miguel Mañara 
Discurso de la verdad


“Nuestro padre Abrahán rico y poderoso era, y pudiendo mandar a sus criados cuidasen de los pobres peregrinos, no lo hacía, sino en sus hombros traía el venerable padre las terneras para regalarlos, porque no sabía si Dios nuestro Señor se agradaría más de los dolores de sus hombros que del regalo del hospedaje.”

Miguel Mañara 
Regla, capítulo II





“Oh Padre poderoso, sabio, inmenso, Rey de Israel fortísimo, principio y fin de todas las  cosas, Padre santísimo [...]. Humilde llama desde la tierra tu esclavo, deseando sólo tu mayor gloria. Comunica, Señor, tu luz a mis tinieblas, tu sabiduría a mi ignorancia; tu santo Espíritu a mi tibieza [...]. ¡Oh, Señor! vuelve tu paternal, y santo rostro al que lo leyere, para que tu luz sea recibida, y lleve fruto de tu palabra; y a mí, hombrezuelo, enseña lo que no sé, y da lo que no tengo, por los méritos de Jesucristo mi Señor, con quien vives, y reinas.”

Miguel Mañara 
Prólogo al Discurso de la verdad


"Quien ve al poderoso le llama rico; y es mentira, porque le faltan a su codicia todos los bienes ajenos. Dícenle que es señor y no lo es, porque no tiene los bienes, antes los bienes le tienen a él [...] Al fuerte y temerario le llaman valiente y es todos los días vencido de sus pasiones. Llaman belleza a la compostura de carne podrida, que mañana será gusanos. Al virtuoso llaman hipócrita y al hipócrita hombre ajustado. Al liberal, pródigo y al pródigo hombre bizarro. Al verdadero, buen hombre (que ya el serlo es oprobio), y al embustero cortesano. Al bufón, hombre ligero y al que es modesto, pesado. Este es el vocabulario de la casa de los locos y del palacio del humo, donde reina Babilonia y a donde habitan las bienaventuranzas temporales, que hoy son y mañana no parecen, opuestas a las bienaventuranzas de Dios Nuestro Señor, que habita en la casa de la luz [...] Tan opuestos como son los autores, son opuestas las doctrinas. Cristo nos dice: quien es de este mundo, no es de Dios; servir a Dios y a las riquezas no puede ser; agradar a dos señores tan opuestos, es imposible."

Miguel Mañara 
Discurso de la verdad



"Si tuviéramos delante la verdad, esta es, no hay otra, la mortaja que hemos de llevar, había de ser vista todos los días por lo menos, con la consideración, que si te acordàras que has de ser cubierto de tierra, y pisado de todos, con facilidad olvidarìas las honras, y estados de este siglo; y si consideraras los viles gusanos, que han de comer ese cuerpo, y quan feo, y abominable ha de estàr en la sepultura, y como esos ojos, que están leyendo estas letras, han de ser comidos de la tierra, y esas manos han de ser comidas, y secas, y las sedas, y las galas, que oy tuviste, se convertirán en una mortaja podrida: los ámbares en hedor, tu hermosura y gentileza en gusanos, tu familia, y grandeza en la mayor soledad, que es imaginable. Mira una bobeda, entra en ella con la consideracion, y ponte à mirar a tus padres, ò a tu mujer (si la has perdido) los amigos que conocias: Mira què silencio! No se oye ruido; sólo el roer de las carcomas, y gusanos, tan solamente te percibe. Y el estruendo de Pages, y Lacayos dònde està? Aca se queda todo: repara las alhajas de el Palacio de los muertos, algunas telarañas son. Y la Mitra, y la Corona? También acà la dexaron. Repara, hermano mio, que esto sin duda has de pasar, y toda tu compostura ha de ser desecha en huesos aridos, horribles y espantosos; tanto, que la persona, que oy juzgas mas te quiere, sea tu mujer, tu hijo, o tu marido, à el instante que expires, se ha de asombrar de vèrte; y à quien hacias compañía has de servir de asombro."

Miguel Mañara
Discurso de la verdad




Vive el rico en cuidados anegado,
Vive el pobre en miserias sumergido,
El monarca en lisonjas embebido,
Y a tristes penas el pastor atado,

En los triunfos el soldado congojado.
Vive el letrado a lo civil unido,
El sabio en providencias oprimido,
Vive el necio sin uso a lo criado,

El religioso vive con prisiones,
En el trabajo boga oficial fuerte,
Y de todos la muerte es acogida.

¿Y qué es morir? —dejarnos las pasiones.
¡Luego, el vivir es una amarga muerte!
¡Luego el morir es una dulce vida!

Miguel Mañara 
Discurso de la verdad



“Y por cuanto los pobres desvalidos suelen, cayendo enfermos, descaecer tanto, que se quedan muchas veces en los rincones de las calles muertos, ordenamos que cuando cualquiera de nuestros hermanos reparare en tal acaecimiento, aunque el pobre no lo pida, cuide el tal hermano de saber su achaque, y con entrañas de padre lo socorra en su aflicción, y luego busque en qué traerlo a nuestra Casa, y si no lo hallare acuérdese que debajo de aquellos trapos está Cristo pobre, su Dios y Señor, y cogiéndolo a cuestas tráigalo a esta santa Casa; y bienaventurado él si tal le sucediere.”

Miguel Mañara 
Regla, capítulo XII



"Y yo que escribo esto (con dolor de mi corazón y lágrimas en mis ojos lo confieso), más de treinta años dejé el monte santo de Jesucristo y serví loco y ciego a Babilonia y sus vicios. Bebí el sucio cáliz de sus deleites e ingrato a mi Señor serví a su enemiga, no hartándome de beber en los sucios charcos de sus abominaciones."

Miguel Mañara 



"Yo, Don Miguel Mañara, ceniza y polvo, pecador desdichado, pues los más de mis malogrados días ofendí a la Majestad altísima de Dios, mi Padre, cuya criatura y esclavo vil me confieso. Serví a Babilonia y al demonio, su príncipe, con mil abominaciones, soberbias, adulterios, juramentos, escándalos y latrocinios; cuyos pecados y maldades no tienen número y solo la gran sabiduría de Dios puede numerarlos, y su infinita paciencia sufrirlos, y su infinita misericordia perdonarlos."

Miguel Mañara 














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