"La gente de las islas Canarias ha sido siempre muy devota a ciertos santos como a Santa Lucía, Virgen del Pino, Virgen de la Candelaria, etc. A quienes antiguamente hacían promesas que eran un verdadero sacrificio. Solían ir de rodillas hasta el altar desde varios centenares de metros, por el camino, muchas veces subiendo. Iban caminando descalzos a lo largo de muchos kilómetros hasta llegar a la iglesia, algunas veces con un niño en brazos o a hombros sin descansar, y así otras promesas similares. En muchos casos sufrían daños irremediables, especialmente en sus rodillas, por lo que los curas empezaron a pedir que hicieran otro tipo de promesas."
José Luis Concepción
Tomada del libro He visto cosas que no creerías de Jesús Callejo, página 28
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