Colgados de la percha, amedrentaban
los vestidos del muerto;
detrás de aquellas telas elegantes
palpitaban las formas de su cuerpo
y su cara siniestra sonreía
debajo del sombrero;
yo vi la ropa aquella
agitarse un momento
como si aún respirase
la vida de su dueño;
¡pobre miseria humana!
¡Allá en el cementerio,
el vestido de su alma se pudría
mucho antes que el vestido de su cuerpo!
Luis Ram de Víu
Flores de muerto
Debajo de esos panteones
de piedra dura y labrada,
las ánimas de los muertos
están haciendo gimnasia;
ya en verdad la necesitan,
porque si no se ensayaran
en levantar grandes pesos
y en remover grandes masas,
cuando la triste trompeta
del juicio final sonara
¡ni Sansón sale del nicho
por no levantar la tapa!
Vi allá en un nicho escondido
un venerable esqueleto
y le pregunté qué vida
llevaba en el cementerio:
-Muy buena-me respondió-,
en las noches del invierno
en los mismos fuegos fatuos
nos calentamos los huesos.
A la luz de las estrellas
formamos corros, y en medio
a contar cuentos de vivos
se pone algún compañero,
y cuando el verano llega
gozamos más que queremos;
porque, en verdad, nuestro traje…
ya no puede ser más fresco.
Luis Ram de Víu
Flores de muerto
El beso roto
Yo guardaba encerrado en el alma
Un beso tan grande,
Que quería romper las paredes
De su estrecha cárcel.
Era el beso que nace tendiendo
Al cielo las alas;
Casto y limpio, sin mezcla ninguna
De cosa manchada:
Ese beso que fingen á veces
En sus labios tímidos
Cuando sueñan con ángeles rubios
Los niños dormidos
Una noche de invierno, mi nnadre,
Herida de muerte,
Me pidió el beso aquel en sus vagos
Afanes de fiebre.
Cuando trémulo quise de cerca
Contemplar su rostro,
Ya tenía el silencio en los labios
Y el frió en los ojos.
La besé con delirio, juntando
Su boca y la mia.
Por cerrarle el camino á aquella alma
Imán de mi vida.
¡Oh, qué lucha entablaron entonces
El alma y el beso!...
¡Todo inútil!... ¡El alma en las sombras
Burlaba su encuentro!
¡Un instante de angustia!... ¡Un gemido
De mortal congoja!...
¡Y aquel beso tan grande caía
Con las alas rotas!
¡Madre mia, los besos que han dado
Mis labios después.
Sólo han sido pedazos de beso;
Pedazos de aquél!
Luis Ram de Víu
¡Le arrancaron los clavos de la caja
Y las doradas letras,
Y los galones blancos,
Y las cintas de seda!
La cogieron en hombros como un fardo
Y atándole una cuerda,
La fueron deslizando poco a poco
Al fondo de la huesa;
Le arrojaron primero
Grandes cantos de piedra,
Que al bajar hasta el tape,
Gemían sordamente en la madera;
¡Echaron luego encima
Las piedras más pequeñas
Y cerraron la fosa con algunas
Paletadas de tierra!
Cuando el sol se escondía,
Dejaron a la muerta
Y los enterradores
Recogieron cantando las piquetas;
Clavaron allá mismo
Una cruz tosca y negra,
Se pudrió con la lluvia
Un día de tormenta.
Y hoy cuando todos pasan por encima
¡¡¡Nadie se acuerda de ella!!!
Luis Ram de Víu
Flores de muerto
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