Gutierre Tibón

"Desde épocas inmemoriales el ombligo, por su emplazamiento en el cuerpo humano, se ha vuelto símbolo del centro: de cualquier centro, terrestre, celeste o imaginario, en su proyección cosmogónica. Este simbolismo ha sido el punto de partida, hace muchos años ya, del presente libro. Al comprobar que México significa 'en el ombligo de la Luna', me puse a investigar las razones esotéricas de tan sorprendente denominación. La presente obra ofrece un panorama mucho más amplio del tema. Además de los valores epistemológicos, cosmogónicos y etnológicos del ombligo, todos con un común denominador místico, me ocupo de su difusión en la nomenclatura geográfica del planeta, basada igualmente en conceptos mágicos y religiosos."

Gutierre Tibón
El ombligo como centro cósmico
Una contribución a la historia de las religiones
Fragmento de la Introducción



“El caso de Jerusalem me parece todavía más interesante. Uru (como Ur en Caldea) es ‘ciudad’; y salim (salám en árabe, de donde nuestra zalema) en paz. Urusalim o Ierushaláim es, pues, la Ciudad de la Paz. Pero los griegos vieron en la primera parte del nombre de su idioma Hieros, sagrado (como en hierofante, hieroglífico, etc.) y Jerusalén se volvió para ellos ‘La sagrada Sólima’.”

Gutierre Tibón




 “La pasión y los prejuicios en unos autores y la falta de conocimiento o de reflexión en otros, les han hecho emplear diversoscalores de los que debieran. Lo que yo diré va fundado sobre un serio y prolijo estudio de si historia, y sobre el íntimo trato de los mexicanos por muchos años…”

Gutierre Tibón



"Los psicólogos atribuyen singular importancia a los dibujos infantiles. Así como Jung encuentra, en los mándalas pintados por dementes, arquetipos que le permiten penetrar hasta las raíces de ciertas representaciones religiosas de la India, los psicoanalistas descubren en los trazos diseñados por los niños valioso material de estudio. A menudo los dibujos infantiles alcanzan el nivel de revelaciones.
Sin ser psicólogo ni psicoanalista, reconozco en un dibujo de la niña Frica S., de cuatro años y diez meses, algo notable para los estudios onfálicos. Representa un gato, pero un gato con ombligo. Ahora bien: los gatos no tienen ombligo visible. La niña le atribuyó un pormenor del cuerpo humano al cual, obviamente, concede singular importancia: pintó el ombligo más grande y marcado y más reciamente que los ojos.
Los dibujos de otra niña (Victoria R.G., cinco años y siete meses), no tienen menos interés. Victoria agiganta el ombligo en las figuras humanas, como se ve en el "retrato" de su padre, pero también en el gato la proporción del círculo umbilical es desmedida comparada con la nariz. En forma análoga dibuja la abeja. El ombligo, para la niña Victoria, es un aspecto tan esencial del cuerpo que no puede faltar en el gato ni en el insecto; aunque no se vea."

Gutierre Tibón
El ombligo como centro cósmico: Una contribución a la historia de las religiones



“Mi obra como escritor, durante casi ocho lustros, no ha sido de imaginación sino de investigación. No creo haberme salido de mi línea al revelar la verdad sobre las estatuas de la isla de Pascua o sobre las figuraciones plásticas de la pubertad femenil en la América precolombina. Sólo hipócritas o espíritus mezquinos pueden ver en las relaciones mágicas de hombre y naturaleza concepciones cósmicas de hondísimas raíces algo que hay que callar u ocultar.”

Gutierre Tibón



“Siempre hay la posibilidad de ver el lado chusco de las cosas y de la vida misma. Hay gente impenetrable al sentido del humor, pero México tiene un pueblo que constantemente inventa frases ingeniosas, como las de los camiones o los hombres de las pulquerías en algún tiempo, que demuestran la inteligencia e ironía de nuestro pueblo. Entonces, desde que llegué a México en 1940 he tratado de realizar mis libros con un sabor mexicano y no de un italiano que se preocupa por las cosas tan ricas y maravillosas que existen (…)”

Gutierre Tibón





















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