Jean-Philippe Toussaint

“El cine hace imágenes con la película y la luz; en literatura, hacemos imágenes con las palabras. Por eso no me gusta que se califique a mi escritura de cinematográfica. En cambio, sí, Robbe-Grillet es una verdadera influencia para mí. Estoy de acuerdo con todas sus teorías de la novela excepto con la del personaje.”

Jean-Philippe Toussaint



"Había hecho llenar un frasco de ácido clorhídrico y lo llevaba siempre encima, con la idea de arrojárselo un día a alguien en toda la cara."

Jean-Philippe Toussaint
Hacer el amor



“La manera en que Robbe-Grillet tenía deshumanizar al personaje no me parece interesante. Se pierde una relación sensual, emotiva, algo que pasa entre el escritor y el lector. La literatura no tiene que ser abstracta. Una vez dicho esto, estoy en contra de la idea de que el nouveau roman le hizo mal a la literatura francesa porque se desentendió de contar historias. Todo verdadero escritor sabe que la historia solo es uno de los elementos de su libro. Y además Beckett , Marguerite Duras , Alain Robbe-Grillet, Claude Simon son los mayores escritores franceses de la segunda mitad del siglo XX. Para mí, las vanguardias no fueron para nada un peso: más bien, un estímulo.”

Jean-Philippe Toussaint



“La teoría en un libro fallido no sirve de nada. Pero a su vez, un libro bien logrado que no se hace ninguna pregunta teórica es bastante pobre.”

Jean-Philippe Toussaint




"Más adelante, al rememorar los lúgubres momentos de aquella tórrida noche, caí en la cuenta de que Marie y yo habíamos hecho el amor en el mismo instante, pero no juntos. A determinada hora de aquella noche –comenzaban los primeros calores del año, se nos echaron encima brutalmente, tres días seguidos a 38 °C en la región parisina, sin que la temperatura bajase de 30 °C–, Marie y yo hacíamos el amor en apartamentos que se hallaban a apenas un kilómetro de distancia en línea recta. Indudablemente no podíamos imaginarnos al inicio de la noche, ni después, ni en ningún momento, era sencillamente inimaginable, que nos veríamos, que antes del amanecer estaríamos juntos, e incluso que nos daríamos un breve abrazo en el oscuro y revuelto pasillo de nuestro apartamento. Presumiblemente, habida cuenta de la hora en que Marie regresó a casa (a nuestra casa, o más bien a su casa, ahora habría que decir mejor a su casa, pues hacía unos cuatro meses que no vivíamos juntos), y de la hora, casi la misma, en que yo volví al pequeño apartamento donde me había instalado desde nuestra separación, no solo, no estaba solo –pero tanto da con quién estuviera, eso no viene al caso–, cabe estimar que sería sobre la una y veinte, o la una y media de la mañana como mucho, cuando Marie y yo hicimos el amor al mismo tiempo en París aquella noche, ambos ligeramente borrachos, los cuerpos acalorados en la penumbra, la ventana abierta de par en par sin que entrase un soplo de aire en la habitación. Era un aire estancado, grávido, tormentoso, que no refrescaba la atmósfera, pero estimulaba más los cuerpos mediante la opresión pasiva y soberana del calor. Eran menos de las dos de la mañana, lo sé porque miré la hora cuando sonó el teléfono. Pero prefiero ser cauto respecto a la cronología exacta de los acontecimientos, pues en definitiva se trata del destino de un hombre, o de su muerte, durante bastante tiempo no se sabría si sobreviviría o no."

Jean-Philippe Toussaint
La verdad sobre Marie



“Me permito no explicar todo, hacer que falten algunas escenas, como me permitiré, sin duda, volver y desarrollar tal o cual punto en alguno de mis libros futuros. Comparto la teoría de Alain Robbe-Grillet según la cual lo más importante de una novela es lo que falta.”

Jean-Philippe Toussaint



"Y disfrutando de mi perspectiva excepcional sobre la ciudad, deseé con todas mis fuerzas que llegara ese terremoto tan temido, que sobreviniera al instante, en aquel preciso segundo, y que lo hiciera desaparecer todo allí mismo, ante mis ojos, reduciendo Tokio a cenizas, ruinas y desolación, acabando con la ciudad y con mi cansancio, el tiempo y mis amores muertos.
[...]
Y a pesar de mi inmenso cansancio esperaba que no amaneciera en Tokio ese día, que no amaneciera nunca más y que el tiempo se detuviera en ese momento, en aquel restaurante de Shinjuku donde nos sentíamos tan bien, cálidamente envueltos en la ilusoria protección de la noche, porque sabía que la llegada del día traería consigo la prueba de que el tiempo pasaba, irremediable y destructor, y que había pasado sobre nuestro amor.
[...]
La vejez es uno de los estados más difíciles de asociar con uno mismo, o al menos –ya que yo no era aún realmente viejo, iba a cumplir cuarenta años dentro de unos meses– el final incontestable de las características de la juventud legibles en los rasgos de la propia cara."

Jean-Philippe Toussaint
Hacer el amor



















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