Domingo Villar

"Cuando terminaron de cenar y recogieron los platos, Leo Caldas trasladó a la mesa baja la botella y las copas, las llenó de nuevo, y tomó asiento en el sofá, frente a la chimenea encendida que podía estar mirando durante horas. Su padre se acercó a la librería y estuvo unos minutos rebuscando en los estantes, maldiciendo por lo bajo hasta que encontró un pequeño cuaderno apoyado contra la pared del fondo. Tenía las tapas de cartón tan desgastadas que no se adivinaba su color original. Recogió su copa y fue a sentarse a la mesa del comedor. Allí permaneció un rato hojeando el cuaderno.
Cuando Leo se incorporó para servirse más vino, preguntó:
—¿Es el libro de idiotas?
Su padre asintió.
—No sé cómo se habrá acordado tu tío de él. Hace años que no lo abro —dijo mientras pasaba las hojas repletas de nombres, de pedazos de vida asociados a cada uno de ellos.
Luego echó mano de un bolígrafo y dejó abierto el cuaderno por la página donde figuraba la última anotación.
—Era el doctor Apraces, ¿no?
—Sí —confirmó el inspector, y al volverse hacia su padre se encontró con aquellos ojos brillantes que no conocía.
Leo Caldas se tumbó en el sofá y allí permaneció el resto de la noche, sin levantar la vista del fuego para que su padre pudiese llorar cada vaso de vino que bebía."

Domingo Villar
La playa de los ahogados



"Es que el gallego y el español que se habla en Galicia tienen una sonoridad muy especial, son más eufónicos. Yo creo que el habla que se escucha en Galicia, el portugués de Brasil y el italiano son las formas más melodiosas que existen, por lo menos en la familia del latín. Y eso es una ventaja cuando escribes pero también es un peligro, porque es fácil llegar a pensar que tus textos son mucho mejores de lo que son en realidad. Es como creer que una buena melodía hace buena la letra de la canción."

Domingo Villar



"Hay gente que lleva vino a cenar. Yo llevo cuentos."

Domingo Villar



"La mujer alta dejó de leer, se tumbó boca arriba y notó que le vencía el sueño. Incluso con los ojos cerrados, sentía el destello del sol en los párpados. Le gustaba la soledad de aquella playa en la que podía pasar las horas sin otra compañía que el libro, el rumor de las olas y el canto de las aves que tenían su nido entre las dunas.
Aún no se había dormido cuando creyó percibir una risa de niño. Se incorporó y vio la sombra de un pájaro que se movía en la arena. Levantó la mirada y lo vio pasar planeando con las alas muy quietas. Detrás, con los brazos levantados como si pudiese alcanzarlo, había llegado corriendo el chiquillo. Se había detenido al descubrirla entre las dunas y ahora la miraba fijamente con sus grandes ojos oscuros. Tendría unos ocho años y solo llevaba puesto un traje de baño verde mar. En el lugar en que debía estar su mano izquierda no había más que un muñón.
La mujer alta miró la mano que no estaba y atrajo hacia sí su cesta. Aún debía de quedarle una manzana en algún sitio.
—¿Quieres una manzana? —preguntó, enseñándosela.
El hombre que iba con el niño apareció sobre la duna unos segundos después. Su sonrisa también se transformó en sorpresa al tropezarse con ella.
—¿Puedo darle una manzana? —consultó la mujer alta, después de cubrirse con el pareo.
Antes de que el hombre pudiese contestar, el niño se le acercó y estiró su única mano. Luego, sosteniendo la manzana en alto como un trofeo, se perdió tras la duna para siempre."

Domingo Villar
El último barco



"No hay nada de lo que disfrute tanto como de escribir, pero, al mismo tiempo, soy un escritor frágil, miedoso e inseguro que sale adelante a base de tesón. Mis amigos dicen que soy un pesimista alegre, porque siempre lo veo todo negro pero mantengo la alegría."

Domingo Villar



"Soy bastante omnívoro en mis lecturas, pero es cierto que me gusta la novela negra. Además, entendí que escribiendo novela negra se podía hablar de un crimen pero también de muchas otras cosas. Que se podían hacer novelas cultas, novelas que emocionasen y novelas que describiesen cómo son las sociedades en las que se desarrolla el libro. Y una parte importante de la sociedad es su mesa, su cocina, su bodega… De manera que, al tratar Galicia en los libros, aunque sea con la excusa de una investigación policial, estoy retratando también las costumbres culinarias."

Domingo Villar


"Toda la literatura tiene bastante de antropología. Aunque, a lo mejor, antropología es un término demasiado ambicioso, pero sí podemos hablar de retrato social."

Domingo Villar














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