Frances Trollope

"¿Cómo pueden los hombres en América, quienes se reconocen buenos maridos y padres, disfrutar de la libertad espiritual de caminar en el templo de los dioses vivos, y dejar a aquellos a los que amaron en la tierra atados a las cadenas de acero de un fanatismo déspota? ¿Cómo pueden respirar el cálido aire, sin pensar en la contaminada atmósfera, que los pechos más preciados que los suyos propios, han de soportar? ¿Cómo pueden mirar las flores primaverales y no recordar las lindas mejillas de sus jóvenes hijas, que pálidas como la cera permanecen sentadas durante interminables bochornosas horas, confinadas con otras cientos de víctimas, escuchando las vanidades del sacerdote, canonizadas por un colegio de mujeres mayores? No puede ser que piensen que esto es necesario para conseguir la salvación, pues ellos no decidirían entonces no participar. ¿Por qué razón pues? ¿Es que temen a estos auto-elegidos y auto-designados sacerdotes, y por lo tanto deciden entregar a sus mujeres e hijas para complacerles? ¿O consideran que su libertad hebdómada es más completa, porque sus mujeres e hijas están calladas durante cuatro o cinco horas al día en la iglesia o capilla?"

Frances Trollope publicó bajo el nombre de Mrs. Trollope o Mrs. Frances Trollope
Costumbres domésticas de los americanos



"La completa falta de cortesía, la rapidez voraz con la que cortan y devoran las viandas; las rudas y extrañas frases, y la pronunciación; los detestables escupitajos, de los cuales es prácticamente imposible proteger nuestros vestidos; la espantosa forma de alimentarse utilizando afilados cuchillos que se meten en la boca; y todavía mas espantosa es la manera que tienen de limpiarse los dientes con la navaja tras la comida, y pronto nos dimos cuenta que no estabamos rodeados de los generales, coronels y mayores del Viejo Mundo; y que la cena no ha de durar mas de una hora."

Frances Trollope



"La conciencia de que el hijo de un hombre pueda llegar a ser igual que el hijo de cualquier otro hombre promueve el esfuerzo de superación. Pero también puede conllevar grosera familiaridad puesto que, sin la mínima sombra de respeto, la vulgaridad y la baja alcurnia puede trata con despecho a los refinados y educados. sto es sin duda un mal, y creo que no equilibra las ventajas."

Frances Trollope



"La igualdad puede ser delicadamente discutida entre caballeros británicos a la mesa de un comedor londinense, en el que el sirviente, tras colocar la fría botella de vino, cierra la puerta respetuosamente, y les deja con sus avellanas y su erudición; pero que cuando el sirviente se presenta con robustas y grasientas pezuñas, discutir sobre igualdad puede resulta menos agradable, máxime cuando se discute por acentos que huelen más a cebolla y whiskey que a libertad."

Frances Trollope



"No conocen, ni se preocupan, por sus reyes o ni por sus héroes; el más precavido de sus comerciantes es el más noble de sus hombres; los sagrados pilares de la educación no eran más que la cuna de supersticiones; el esplendor de la aristocracia, nada más que una sanguijuela que les chupa su «dorada sangre.» La salud, la educación, la gloria de Gran Bretaña, no significa nada para ellos; todo lo hacen a su manera.

¿Puede alguién acusarles de su deseo de hacerlo? ¿Puede alguien lamentar su éxito?

Y hoy es su día, ¿que es lo siguiente que harán? Los mayores se reúnen y discuten «Hagamos un gobierno que nos guste a todos; dejemos que sea grosero y rudo, y ruidoso; no dejemos que se vea influenciado por la dignidad, la gloria o el esplendor; no dejemos que interfiera en los deseos de los hombres o en sus negocios; no cobremos diezmos por impuestos, no hagamos leyes que regulen el juego, ni la pobreza; dejemos que cada hombre participe en la elaboración de las leyes, y no molestemos a ningún hombre que las acate; no dejemos que nuestros magistrados vistan púrpura, ni nuestros jueces armiño; si un hombre se hace rico, dejemos que su nieto sea pobre, así todos seremos iguales; dejemos que cada hombre se haga cargo de sí mismo, y si Inglaterra decide molestarnos otra vez, lucharemos todos unidos contra ella»."

Frances Trollope



"Yo partí de Inglaterra en contra de la esclavitud, y no sin daño me percate del efecto que causo en mi esta convicción. Al ver pasar a cualquier hombre, mujer o niño negro, mi superficialidad era suficiente como para tejer un pequeño romance de miseria sobre cada uno de ellos; desde que conozco mejor el tema, y me he familiarizado con la situación real americana, a veces he sonreido al percatarme de estos sentimientos."

Frances Trollope


















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