Ivan Vazov

Pino

Siempre que vea, arrogante Titán,
a lo largo del valle de Tracia,
elevar al cielo los exaltados Balcano
hombros de granito;
donde el granito sobre la base,
entre las flores y la vegetación de las colinas
hasta el frente negrita,
y alrededor de echeggian de susurros y canto
cascadas, el céfiro, pájaros,
follaje, arroyos;
en esa esquina alegría completa,
paraíso terrenal,
se plantea mudo follaje amarillento
se extiende un hombre viejo y triste como
un recordatorio silencioso del pasado,
incluyendo novelas bellezas renovadas.
Hay alboroto en torno a: allí todo es silencio,
todo lo que se sumerge en el sueño diario,
y que sólo se siente
el rugido de la cascada de distancia.
Y que se extiende plácidas y decrépita,
la iglesia con los santos antiguos,
eleva el pino sin sus augustos follaje
hasta las nubes negras que sobresalen.
Las ramas como un cedro centenario
del Líbano que parece relajado y se sumergieron
en los sueños sagrados y misteriosos y mientras tanto
la sombra es alrededor del templo y el cementerio.
El más antiguo entre los monjes del sitio
del Tosi ricordan, siempre el mismo,
siempre tan grande, ni de han escuchado alguna vez
cuando se ha puesto sus raíces aquí.
Y que nunca saben cuántos y cuántos gloriosos
hechos recuerda donde fue mudo
testigo de los siglos el gigante
en la vida gloriosa que vivió!
El vivió siglos enteros de modo
luchando eternamente
con tormentas y ventiscas,
y el rígido y orgulloso invierno frío
calor verano pasado sin dejar rastro
de él en la cara.
Pero cuando llegó a todo el esplendor
de su belleza, de su fuerza,
un mal día
un destino fatal
derecho de todos los mortales
, incluso como el pino golpeó.
En un negro negro noche oscura
se oye un terrible accidente,
y de repente se
desencadenó una furiosa tormenta.
Rintronavan valles y el campo,
el viento soplaba,
montañas ruggivan,
se sacudieron la turbulenta Balkan ...
Todo envuelto en la noche oscura
de la ira de la naturaleza.
Indomable, con el ceño fruncido,
altivo e impaciente como siempre,
luchó el gigante de la tormenta,
hasta que se agote
won bajó la cabeza
y cayó al suelo con estrépito.
Aquí está en el suelo! El dicho yace de espaldas:
cuán grande y solemne suelo yacía
el árbol de pino antiguo!
su vigor incluyendo
el aumento hasta ayer horizonte
altera el frente.
La furia de la tormenta se calmó
luego el gigante soberbio fue derribado,
y el dolor y el pesar y el culto y el honor
al distinguido cayó
dio paso a la ira de un minuto.

Ivan Vazov




"Por la mañana Ognyanov salió hacia el pueblo. Atravesó el pasadizo que lo llevaba fuera del monasterio. En la pradera, bajo un gran almendro frente al monasterio, el abad caminó cabizbajo de un lado a otro. Disfrutando de la belleza de este romántico lugar y embebido por la fragancia de la montaña. El paisaje otoñal tenía un nuevo encanto, las hojas doradas de los árboles, las amarillas y aterciopeladas colinas del horizonte balcánico, y la atmósfera de la dulce y tierna melancólica decadencia."

Ivan Vazov
Bajo el yugo



Siglo veinte

En la puerta del siglo nos hallamos,
el orbe va a su encuentro con vasos espumosos,
canciones y esperanzas: ¿será por fin el bálsamo?
Quien se alarma tan sólo es el filósofo.

En nuevo siglo entramos, pero no en días nuevos:
penden irresolutos aún siniestros problemas,
gobiernan injusticias y males sempiternos
y caóticas resuenan las cadenas.

El siglo transcurrido triste herencia
transmite al nuevo y así éste la recibe.
Las taras seculares por el remedio esperan...
¡Oh! ¿También el presente lo consigue?

¿U otra vez chirriará el yugo universal,
la sinrazón omnímoda y la espada desnuda?
¡Y cuán sediento nuestro género humano está
de justicia, de paz y de ventura!

Ivan Vazov










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