Saro Vera

"Debemos recordar que el paraguayo pertenece a una cultura tribal y psicológicamente está ubicado en la tribu o la familia. La vida en la tribu es sencilla, sin mayores pretensiones. Además, uno se siente protegido dentro de ella. El trabajo es de corto alcance; nunca responde a un deseo de enriquecimiento. La riqueza no es un punto de vista de nadie en particular, ni siquiera de la comunidad.
La tribu cuenta con una estructura social que le permitiría acumular bienes en nombre de la tribu. En ella los hombres se encuentran muy cercanos los unos a los otros. Los individuos, por más que se encuentran unidos por relaciones de parentesco y las mismas familias componentes de la tribu, mantendrán su individualidad con respecto a la tribu aunque se considerarán dependientes del cacique.
El asentamiento de la tribu es normalmente precario y momentáneo. Depende de la prodigalidad de la madre tierra o el lugar que ofrece ventajas, y mientras ofrezca esa ventaja. Esto sucede tanto en las culturas de recolección como en las de una agricultura complementaria. Una agricultura precaria nunca pasa de ser el complemento de la recolección. Suple las necesidades cuando la naturaleza ofrece poco medio de sustento. Pero el hombre se comporta con las cosechas y durante las cosechas como si se tratara de una recolección. Consumirán en colectividad la producción de cada uno y no descansarán de comer mientras no acabe con una cosecha. No almacenará nada porque la naturaleza mañana se encargará de proporcionarles el sustento diario. Quizá tarde unos días más pero infaliblemente lo proporcionará. No es mayormente nada esperar hasta que se recolecte algo y en abundancia, ya se se trate de la caza o de frutos del bosque.
El hombre no tiene por qué esforzarse mucho. Además con alcanzar lo suficiente ya es suficiente. Lo que se requiere es lo absolutamente indispensable. Entonces ¿para qué tanta preocupación por lo sobreañadido ni para qué tanto esfuerzo innecesario?
Esta realidad tribal condiciona a sus miembros psicológicamente. No sólo la tribu condiciona sino cualquier otra sociedad. En realidad que la tribu condiciona mucho más por su característica de relaciones primarias y por su patrimonio cultural guardado en familia. La tribu o la familia crea una unidad espiritual muy fuerte y las pautas operativas entroncadas a la inconsciencia poseen una fuerza coercitiva poderosa.
El hombre difícilmente explica ciertos comportamientos, y le resulta difícil explicar y descubrir la raíz de esos comportamientos. Es mejor no pensar en ella. Pero es muy provechoso conocer los condicionamientos para trazar una línea realista en la educación de un pueblo y precisar las metas que tendrán que ser alcanzadas en un proceso de educación y adaptación a otro tipo de sociedad. Los cambios sociales son irreversibles y la adaptación a ellos es ineludible."

Saro Vera
El paraguayo, un hombre fuera de su mundo



"El paraguayo con su tipo de cultura no se inserta dentro de la macro comunidad. La nación sobrepasa su posibilidad psíquica de inserción. Su lugar psicológico es la minicomunidad de la familia. Solamente el bien común de la familia le resulta comprensible, o sea al conjunto de intereses al que todos los miembros tienen derecho conforme a una escala de posiciones privilegiadas por relación al parentesco.

El bien común es de incumbencia de la autoridad. El paraguayo considera tonto a los que se encaraman al Gobierno y no ha aprovechado la oportunidad para enriquecerse. La condena de la deshonestidad en el manejo de la república sería de orden puramente intelectual, sin ninguna fuerza existencial.

Para el pueblo, lo que nosotros llamamos deshonestidad se da por descontado. Lo que debe hacer el público es paliar su intemperancia con obras que demuestren que el erario nacional no va totalmente a su bolsillo. ”To’úna pero toyapó”, que se aproveche pero que haga algo. Puesta esta condición, todo marcharía bien. Otra condición que taparía el mal del aprovechamiento del bien común es recurrir al expediente de hacer partícipes a otros. “To’una, anínte ho’upaitereí ha’eño; to porokonvidamimi”, que lo aproveche, pero haga participar a otros."

Saro Wilfrido Vera Troche
El paraguayo, un hombre fuera de su mundo



"El paraguayo mantiene aún la concepción de la libertad de una sociedad tribal. Se contenta con ser libre interiormente.

Cualquier ciudadano cuestionaría la libertad del paraguayo. Él, a su vez, cuestionaría la libertad del ciudadano que manipulado por las apariencias, mentiras, falsas promesas y los medios de comunicación, deposita el voto por el que aparentemente se le da la que gana. Donde el paraguayo se siente realmente libre es en el uso del tiempo. Ser dueño del tiempo constituye la gran libertad. Si se le ocurre trabajar, trabaja y si no, no trabaja. Los días, horas y semanas son suyas sin que cuelgue sobre su cabeza la espada de Damocles. No debe disculparse casi arrodillado por cinco minutos de tardanza."

Saro Vera
El paraguayo, un hombre fuera de su mundo



"El poder es una gravísima tentación para el paraguayo. Quizás la sea para medio mundo menos unos pocos. Mediante el poder el hombre ocupa un lugar privilegiado dentro de la sociedad. Es muy notable el cambio que produce el poder en el paraguayo. Inmediatamente asume una actitud de perdonar vidas y de protector.

Es sensible a que se lo considera el protector. Se rompería el alma para no defraudar al protegido, porque el protegido será siempre inferior a él. Exigirá siempre lugar de preeminencia; consideraciones especiales y honores.

Debe figurar a la cabeza de cualquier emprendimiento u organización aunque no haga absolutamente nada. Nadie debe contar con él si lo relega a segundo plano o lo tiene en calidad de subalterno de otro. En este caso hará lo imposible por boicotear el trabajo para demostrar lo imprescindible que es a la cabeza del emprendimiento. No hablemos de un jefe partidario. Este sí que asumirá todos los roles posibles de una comunidad. Será alcalde, juez y si se le permitiera, sería también cura párroco. El problema del paraguayo con poder es la desubicación. Es un cacique en un estado civilizado. El Paraguay es el país de los compadres. Es que el ciudadano común necesita de este respaldo porque no le ampara ningún derecho.

Solamente es objeto de obligaciones y expuesto al capricho del hombre de poder."

Saro Vera
El paraguayo, un hombre fuera de su mundo



“El problema del paraguayo con poder es la desubicación. Es un cacique en un estado civilizado.”

Saro Vera


“Increible pero cierto. Otro elemento que descoloca totalmente al paraguayo es la riqueza. El que alcanza cierto nivel económico sufre un cambio, tal que resulta difícil reconocerlo después de un tiempo.”

Saro Vera











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