Felix Salten

"Con el dinero que me guardaba, me compraba de vez en cuando algo de ropa. Pero Rudolf no nos permitía ni a Zenzi ni a mí hacer la calle con ropa demasiado bonita. Decía que si salíamos bien vestidas, la policía se fijaría en nosotras, y perderíamos clientes porque los hombres que solían seguirnos nos tomarían por putas de lujo. Y, además, porque lo atractivo de nuestro oficio era la clandestinidad.
Conocía ya todos los trucos del oficio, sabía cómo quitarme los guardias de encima y sacarles todo el dinero posible a los hombres a los que me entregaba.
También estaba prevenida contra la sífilis, y sabía reconocer perfectamente los síntomas. Sometía a un examen exhaustivo a todos los hombres con que me relacionaba, y aún hoy me alegro de ello. Porque, aunque no pude evitar contagiarme de algunas enfermedades, conseguí guardarme de sufrir la sífilis. En realidad, pensándolo bien, fue un milagro, ya que al fin y al cabo me veía en situaciones en que todas mis precauciones no habrían servido de nada y hubiera podido contagiarme centenares de veces.
En lo que a esto se refiere, tengo mucho que agradecer a Rudolf. Me enseñó a tener cuidado de que los hombres no sacaran ningún arma conmigo, no me estrangularan ni me ahogaran. Fue él quien me enseñó a reclamar el dinero antes de ir con alguien a un hotel o a su casa, y quien me previno de visitar cuarteles, a excepción de las habitaciones de los oficiales. Me resultaría imposible relatar aquí todo lo que he vivido como prostituta durante estos años. Mis recuerdos de infancia, por muy llenos de vicisitudes que sean, se me grabaron en la memoria, y aquí los he relatado. Al fin y al cabo, son memorias de infancia, aunque poco infantiles y muy sexuales. Pero, en cualquier caso, permanecen en el recuerdo más profundamente y durante más tiempo que las experiencias posteriores."

Felix Salten
Josefine Mutzenbacher



"Lo más horrible de todo, es que los perros creen sinceramente en lo que acaba de decir este podenco. Creen su palabra, pasan la vida con miedo; odian al amo y se odian a sí mismos, y sin embargo serían capaces de morir por él."

Felix Salten
Bambi



"Los amantes de la naturaleza son en realidad extraños a la naturaleza. No tienen ni idea de la violencia que se produce a diario en la naturaleza."

Felix Salten



“Los elementos simbólicos son discretos, pero numerosos: Bambi y los suyos, como mariposas en búsqueda de un lugar donde vivir en paz en medio de un bosque donde acechan miles de peligros. Asemejados a la juventud judía perseguida por el nazismo, los animales sin guarida se presentan como los judíos apátridas, que no se sienten cómodos en ninguna parte, que no encuentran su lugar. El yiddish se cuela entre algunos de los diálogos, en tanto que el padre recita frases dignas del mismísimo Theodor Herzl.”

Felix Salten



"Quería liberar a mis lectores del error de que la naturaleza es un paraíso soleado."

Felix Salten



"Vino Bambi al mundo en medio de la espesura, en uno de esos pequeños y escondidos rincones del bosque aparentemente abiertos hacia todos los lados, pero en realidad bien resguardados. A decir verdad, había muy poco sitio, el justo para él y para su madre. Allí estaba al fin, tambaleándose inseguro sobre sus delgadas patitas, mirando vagamente a su alrededor con ojos turbios que nada veían. Tenía la cabeza caída, temblaba mucho y aún estaba muy aturdido.
– ¡Qué hermosa criatura! – Exclamaba la urraca. Se había acercado volando atraída por los roncos gemidos que los dolores del parto arrancaran a la madre. Ahora se hallaba en una rama cercana. – ¡Qué hermosa criatura! – exclamó de nuevo. Aunque no obtuvo respuesta alguna, siguió hablando con entusiasmo:
– ¡Es asombroso que pueda sostenerse de pie y andar tan pronto! ¡Qué interesante! ¡No vi cosa igual en mi vida! Claro que en realidad todavía soy joven; ahora hace un año que salí del nido, como usted probablemente sabrá. Pero me parece maravilloso que una criatura semejante pueda sostenerse sobre las patas nada más venir al mundo. Lo encuentro distinguido.
¿Sabe también correr?–
Claro que sí respondió la madre en voz baja. Perdona, pero no estoy en condiciones de mantener una conversación. Ahora tengo mucho que hacer. Además, aún me siento un poco desfallecida. La madre continuó lavando afanosamente al recién nacido con la lengua, proporcionándole al mismo tiempo aseo, masaje para entrar en calor y caricias. El pequeño se tambaleaba un poco. De tantas suaves caricias y empujoncitos como recibía por todo el cuerpo, se le doblaban un poco las rodillas y luego recuperaba el equilibrio. Su rojizo pelaje, aún un poco desaliñado, tenía finas motas blancas, y su rostro infantil todavía conservaba la expresión de un sueño profundo.
El pequeño no percibía aún ninguno de los olores que exhalaba el bosque. Solamente oía el ruido de los suaves lametones que le recorrían la piel lavándolo, calentándolo y besándolo, y lo único que olía era el cuerpo próximo de su madre."

Felix Salten registrado al nacer como Siegmund Salzmann
Bambi



"¿Será cierto que cuando nosotras nos hayamos ido vendrán otras hojas a ocupar nuestro lugar, y después de ésas, otras, y así sucesiva e indefinidamente, unas hojas irán reemplazando a otras?"

Felix Salten
Bambi























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