Simona Forti

"Durante tanto tiempo, sobre todo desde el Siglo XIX en adelante, se ha identificado siempre el mal como el éxito de la voluntad de destrucción o de la voluntad de muerte. Según el psicoanálisis, también como pulsión de muerte. No es que esto no sea más cierto pero es que por sí sólo no lo explica más. Necesitamos otras coordenadas conceptuales para comprender cómo funciona un sistema del mal."

Simona Forti



“En Dostoievski se da una síntesis expresiva ejemplar del mal pensado como patología de la voluntad o pulsión, delirio de la razón o pasión por el absoluto. En Los demonios o en Los hermanos Karamazov el mal tiene siempre que ver con la transgresión y el desorden, en una palabra, con la potencia de la muerte.”

Simona Forti



"En lo que se refiere a llamar mal al enemigo, ésta es una lógica milenaria que nos lleva a un tema de mi libro que es el siguiente: al mal se le asocia siempre un pensamiento dicotómico, que divide en dos. El campo del bien , el campo del mal. Aun cuando luego los partidos se intercambian la careta. Occidente piensa en el extremismo islámico como el mal y el extremismo islámico piensa a Occidente del mismo modo. Y creo que es preciso derretir esta rigidez dicotómica."

Simona Forti




"Hannah Arendt hablaba de la banalidad del mal, aunque me parece que el término banalidad no sea feliz o adecuado. “Banal” no significa demasiado. Creo que Hannah Arendt murió demasiado pronto como para dar coherencia a su intuición sobre la banalidad del mal. Desde este punto de vista, soy un poco soberbia. He tratado de darle algo de coherencia conceptual a un conjunto de intuiciones sumando otras. Por ejemplo, utilizando Foucault junto a Arendt o Primo Levi. Poniendo en juego muchas más ideas de las que había considerado Hannah Arendt y tratando de construir un paradigma que es el de la normalidad del mal, que no es alternativo al paradigma Dostoievski. Quiero decir, cuando asistimos en la historia a una escena del mal creo que estos dos paradigmas se encuentran y son complementarios. Siempre. Pero no se puede pensar sólo con el primer paradigma. El de la excepcionalidad, del diabolismo, de la transgresión. Se piensa a través de la normalidad en su doble significado: el mal se normaliza porque sus ejecutores son personas normales. No son más grandes monstruos. Esta es una primera normalización. Y luego, en un sentido más profundo, también se habla de normalidad como atenerse a la norma del contexto en el que uno se encuentra. Ateniéndose a las reglas, uno produce un universo del mal político. Entonces, hay un doble significado de normalidad."

Simona Forti



"Hay varios modos de concebir la libertad. No creo que la libertad sea algo que tengamos como una dote natural. Aquí la libertad es algo que se conquista; se decide cuando, por ejemplo, queremos ser sujetos éticos. La libertad en su definición minimalista, banal, creo que es la posibilidad de ser otro a pesar de como seamos. Una definición minimalista de libertad en filosofía creo que debe ligarse al concepto de posibilidad, que se opone al de necesidad. Por lo tanto sería pensarnos como sujetos que tienen la posibilidad de convertirse en otros sujetos diferentes de como somos."

Simona Forti



“La actitud mía de hacer filosofía consiste en tomar algunos conceptos de la filosofía contemporánea maltratados e intentar rehabilitarlos, recuperarlos a un uso más contemporáneo, que enseña Historia de la filosofía política en la Universidad del Piamonte Oriental, en Italia–. Por ejemplo, el concepto de mal cayó en descrédito para buena parte de la filosofía contemporánea porque es considerado un concepto comprometido con la metafísica. En algunos aspectos es verdad, pero creo que no logramos orientarnos en ética y en política sin usar el concepto de mal. Entonces la pregunta es ¿cómo podemos usarlo hoy? ¿Cómo podemos repensarlo hoy teniendo presente toda la crítica que se ha hecho al uso teológico y metafísico del mal? Volviendo a recorrer la historia del concepto, tratando de entender, a pesar de las diferencias entre pensadores y pensadoras, cuál era el núcleo común de este uso y qué cosa no sirve más de este núcleo común del pasado. Por eso es que he reconstruido lo que yo llamo ‘el paradigma Dostoievski’, usando a Dostoievski como pars pro toto (la parte por el todo) para ver qué en verdad no nos sirve más.” 

Simona Forti




"Las fenomenologías del mal cambian continuamente. También en un mismo período histórico hubo fenomenologías del mal diferentes. Es cierto que hoy se trata de una fenomenología que jamás nadie hubiera imaginado. Los “body-bombers”, la gente que se autodetona, tienen el antecedente en los kamikazes japoneses, pero que una persona se mate a sí misma de un modo tan destructivo no tiene antecedentes en Occidente. Este fenómeno ninguno podía preverlo. Pero desde el punto vista de pensar lo que está sucediendo, estamos siempre en la misma conceptualidad: hay alguien que tiene un plan destructivo y hay mucha otra gente que consiente este plan destructivo"

Simona Forti



"La filosofía moderna siempre ha pensado al sujeto por un lado y al poder por otro como dos entidades separadas. Y se ha pensado el poder como algo que se contrapone al sujeto, que lo limita. En la expresión máxima de poder, niega al sujeto, lo domina. Yo, en cambio, creo que la gran idea de Foucault ha sido la de ver al poder como algo que está en correlación al sujeto, que crea al sujeto, que no sólo lo limita sino que también lo hace ser, lo hace crecer. En este sentido somos vehículos del poder, nuestro cuerpo lo es. El poder no es simplemente el del Estado; es poder también lo que ejercitamos en la relación con otros sujetos. Por lo tanto, se debe distinguir entre poder y dominio. Eso es un paso importante. El poder circula continuamente; existe cuando hay libertad. Mientras que el dominio se inicia allí donde el poder se vuelve tan fuerte que no permite más la circulación en libertad."

Simona Forti


"Los historiadores, por una parte, y los expertos políticos, por la otra, siempre han reprochado a la filosofía el hecho de haber convertido el totalitarismo en un concepto metafísico. No sólo porque comparaba
realidades políticas a su entender incomparables –cualquier teoría del dominio totalitario, ya sea histórica o politológica, parte en realidad de este presupuesto, es decir, de que exista la posibilidad de establecer afinidades estructurales entre regímenes políticos distintos–, sino más bien porque el pensamiento filosófico transfiguraba la peculiaridad histórica y política de esos regímenes, haciendo que se
desvaneciera en una especie de «categoría del espíritu», en la que las características concretas, por ejemplo, del nazismo y del estalinismo, desaparecían. En realidad, creo que casi todos los pensadores y las pensadoras que han reflexionado sobre el totalitarismo desde esta perspectiva teórica son perfectamente conscientes de la diferencia que existe, y que ha de existir, entre una hipótesis filosófica y una tesis historiográfica. Saben muy bien que los fenómenos históricos tienen una fuerte unicidad que hay que salvaguardar."

Simona Forti
El totalitarismo: trayectoria de una idea límite



"No sé si el mal cambió. Seguramente las figuras contemporáneas del mal son distintas de aquellas a las que nos había habituado la literatura. O cómo una cierta literatura filosófica se explicaba según el nazismo, el estalinismo, el totalitarismo del siglo XX: la idea de un sujeto, no importa si era un dictador único o una colectividad, que quería destruir, que quería transformar la realidad en nada. Creo que esta visión es simplificadora. Para algunos aspectos puede ser para nosotros incluso una justificación: están estos demonios absolutos que son culpables, y entonces estamos eximidos, no tenemos nada que hacer. Históricamente aparecen pero nosotros podemos vivir tranquilos que así como nacen, desaparecerán. Creo que esto es una excusa. Pienso que existen estos demonios absolutos pero creo que si logran sus operaciones destructivas es porque estos demonios absolutos, que son pocos, se corresponden con una mayoría de demonios mediocres que, en cualquier modo podríamos ser también nosotros, que favorecemos este recorrido simplemente encongiéndonos de hombros, diciendo que no podemos hacer nada. Y así, por bellaquería o por deseo de confirmar nuestra identidad, favorecemos este proceso. Esto es cierto en cada situación que podemos llegar a definir como mal político. He usado como ejemplo histórico el del nacionalsocialismo porque en toda la filosofía contemporánea es elevado a emblema del mal político pero obviamente lo que digo para el nacionalsocialismo en la estructura filosófica creo que funciona para muchas escenas históricas."

Simona Forti



"Veo muchos demonios mediocres también porque el valor de la afirmación de la vida, sea a nivel biológico, a nivel de las posibilidades de vida, se convirtió en el valor absoluto, el valor hegemónico. Por lo cual nos resulta obvio que un financista haga de todo para maximizar su propia riqueza. Pensado filosóficamente, esto significa maximizar sus posibilidades de vida. Entonces no se monta una escena del mal que eclosiona sino pequeñas micro escenas del mal que producen un sufrimiento que no es el dolor físico que los males que el 900 produjo pero es un sufrimiento real, el sufrimiento de limitar la posibilidad de ser otra cosa de lo que se es."

Simona Forti















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