Dion de Prusa

"El hecho de que la mayoría estén dominados por el placer tiene, quizás, una explicación. Y es que permanecen a su lado como hechizados y encantados. Pero el ser esclavo de la tristeza es una cosa absolutamente absurda y sorprendente. Pues, doloridos y atormentados por el más duro de los tormentos, permanecemos en ella y no admitimos el razonamiento que podría liberarnos y alejar nos del sufrimiento. Sin embargo, ¿qué cosa hay más miserable que un hombre afligido?, ¿y qué visión puede ser tan vergonzosa? Su sentimiento, pienso yo, se refleja hasta en su cuerpo y lo deja sombrío y desagradable de ver. Pues es de una absoluta simpleza no solo el mero hecho de ceder al impulso de la mente, sino también el afán de procurarse algunos detalles de carácter externo, como vestidos negros, apretones de mano y formas humillantes de sentarse. Y parece como si uno se viera obligado por todas estas cosas a no olvidarse nunca de que está afligido, sino a tener siempre en la memoria el dolor, aun sabiendo que el dolor cesará y que no siempre habrá un motivo de sufrimiento. Pues siempre puede suceder la muerte de un pariente o la enfermedad de algunos de los allegados o de uno mismo. Además, puede surgir una mala reputación, un quebranto económico, el fracaso de algún proyecto en su totalidad o en parte, un mal negocio, un peligro y los mil detalles por el estilo que suceden a lo largo de la vida. Y casi por necesidad se da siempre alguna de estas cosas. Finalmente, si llega un tiempo en el que no sucede nada molesto, a pesar de todo, el esperar que suceda y el saber que todo eso es posible pesarán sobre el ánimo de los que tienen esa manera de ser. Por lo tanto, no hay que ir buscando consuelo en cada una de estas circunstancias —pues sería la historia de nunca acabar, ya que la vida está llena de pesadumbres—. Lo que hay que hacer es arrancar totalmente del alma este sentimiento y llegar al firme convencimiento de que el hombre inteligente no debe afligirse por nada. Por lo demás, debe tener libertad de espíritu, con lo que logrará garantías frente a todas las adversidades. Pues nada es terrible por sí mismo, lo es por nuestra forma de pensar y nuestra debilidad. Así, la mayoría de los hombres, si les sucede alguna cosa de las consideradas como insólitas, están siempre pensando en ella, aunque se trate de un recuerdo desagradable. Con ello les ocurre lo que, a los niños, que están deseando tocar el fuego a pesar de que sienten gran daño; pero si se lo permiten, lo volverán a tocar. [...] Cuentan que Jasón se ungió con cierto ungüento que recibió de Medea y que, después —así, al menos, yo lo interpreto—, no recibió daño alguno ni de parte del dragón ni de los toros que respiraban fuego. Este es, pues, el remedio que debemos recibir de Medea, es decir, de nuestra sensatez, y así despreciaremos todo lo demás. De lo contrario, todo será fuego para nosotros, y todo, dragones despiertos. Sin embargo, cada uno de los que están afligidos asegura que lo que le pasa a él es lo más terrible de todo y lo más digno de compasión. Lo mismo ocurre con los que transportan pesos. Cada uno cree que lo que él transporta es lo más pesado. Y la realidad es que todo se debe a que el cuerpo es débil y torpe. Porque el mismo peso lo levantaría y llevaría con facilidad otro hombre que fuera más fuerte."

Dion de Prusa


“Si disfrazados de filósofos, ellos [declaman discursos] con miras a su propio beneficio y reputación, y no para mejorarlo, eso es realmente impactante. Porque es como si un médico al visitar a los pacientes no tuviera en cuenta su tratamiento y su recuperación de la salud, y les llevara flores, cortesanas y perfume.”

Dion Crisóstomo, Dion de Prusa o Dion Coceyo



"Y si el gobernante injusto ha de tener las mismas preocupaciones que los otros e incluso más, mayores premuras de tiempo, idéntica abstención de los placeres, idéntico enfrentamiento a los peligros, ¡cuánto mejor es cumplir con todos estos deberes con justicia y con virtud que con vicio y con injusticia, y aparecer como tal con fama antes que con vituperio, querido por los hombres y amado por ¡os dioses, antes que, al contrario, ser aborrecido por todos! Además, el hombre tiene un presente breve e incierto, y la mayor parte de esta vida la ocupa el recuerdo del pasado y la esperanza del porvenir.  Consecuentemente, ¿cuál de estos dos hombres creemos que encontrará más alegría en su rememoración, cuál mayor remordimiento? ¿Cuál de los dos creemos que estará más animoso en sus expectativas y cuál más desmayado? Luego también la vida del rey ideal es más agradable."

Dion de Prusa
Discursos



















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