Luisa Sigea

A Pablo, Benemérito Pontífice Máximo.

Hace ya tiempo había ofrecido a Vuestra Santidad algunas florecillas de mi humilde inspiración, a la manera del agricultor diligente que ciñe los altares de los dioses con los tiernos brotes recién florecidos, para que, bajo la protección de éstos, una vez que crezcan hasta su justa medida, produzcan frutos más abundantes.
Pero ahora que un estudio constante, el paso de los años y un sentido mucho más despierto me han hecho progresar hacia una producción literaria un poco más importante, he considerado que valía la pena extender ante vuestros santísimos pies, verdadero Pontífice Máximo, una muestra de mis frutos más maduros, adornada con variedad de lenguas. Aunque nunca me hubiera atrevido a ello si no me hubiera persuadido con sus hábiles palabras el egregio poeta y filósofo Britonio, a quien, si recuerdo bien, hace unos seis años, con la audacia propia de la juventud, había confiado mis inmaduras primicias para que las hiciera llegar a vuestra Beatitud. Éste hace poco, en verdad, con una carta suya me ha liberado totalmente de un temor algo ingenuo que se había apoderado de mi persona, al asegurarme lo que a través de todo el Orbe cristiano la fama celebra, a saber, que Vos, quien lleváis las llaves de la Corte Celestial, que sólo Vos abrís y nadie cierra que Vos cerráis y nadie abre, no sois, como suelen serlo los príncipes mortales, ni irritable ni malhumorado ni reservado sino el más humano, el más clemente y, entre los buenos, el mejor.

Y para no cansar con una carta tan larga los oídos de Vuestra Santidad, agotados con los negocios más graves de este tiempo, he añadido ritmos a mi Musa, porque he oído que Vuestra Beatitud se complace más con los versos que con la prosa. Recibid, pues, con alegre semblante nuestra Sintra, escrita en honor de la Serenísima Infanta María de Portugal, a quien ciertamente ofrecimos nuestras obras con un gran placer al estar íntimamente ligada al César y a los demás monarcas por el esplendor de la sangre y a las Musas por el interés de sus estudios. Pero si Vuestra Santidad, mientras florece vuestro Santísimo Pontificado, comenzara a interesarse por mi persona, por mi ingenio y por mi erudición, toda la posteridad celebrará este inmortal beneficio con otros innumerables poemas. Que tenga salud Vuestra Felicísima Santidad para hacer crecer y proteger el redil del rebaño cristiano que le ha sido entregado.

En la Corte del invencible Rey de Portugal, en el año del Señor de 1546. Vuestra más humilde sirva, postrada a los pies de Vuestra Santidad.

Luisa Sigea Toledana

Luisa Sigea





Canción de la señora Luisa Sigea de Velasco, declarando:

habui menses vacuos et noctes laboriosas, et numeravi mihi

Pasados tengo hasta aora
muchos meses y largos
tras un desseo en vano sostenido
que tanto oy dia mejora
quanto los más amargos
y más deseperados e tenido;
lo que en ellos sentido
no puedo yo contallo;
el alma allá lo cuente;
mas ella no lo siente
tan poco que no calle como callo;
¡oh grande sentimiento!
que a vezes quita al alma el pensamiento,
y quando esto acaece,
según veo las señales
ya creo que el remedio está cercano;
la vida se amortece,
no se sienten los males
tanto como sy esté el cuerpo mas sano;
pero todo es en bano,
que al fin queda la vida
y torna el alma luego
en el contumbrado fuego
a ser muy más que antes encendida;
así que en fantasias
se me passan los meses y los dias,
en fantasias y cuentos
la vida se me pasa;
los dias se me van con lo primero,
las noches en tormentos,
que el alma se traspassa
hechando quenta a un quento verdadero
queal es desde que espero
el fin de mi desseo;
¡quántas avré pasadas
de noches travajadas
sufriéndolas por ver lo que aun no veo!
éstas muy bien se quentan,
mas ¡ay que las que quedan más me afrentan!
En sto un pensamiento
me acude a consolarme
de quantos males solo dél recibo
pensando en mi tormento
no oso e alegrarme
según que se me muestra tan esquivo;
con todo allí recibo
con tan nuevo consuelo,
y aunque parece sano
no osso hechalle mano,
que a quien vive en dolor todo es recelo,
y al fin helo por bueno
y huelgo de acoxerle aca en el seno.
Esta es una esperanza
que viene acompañada
de razon, que por mi parte no ha faltado,
que avrá de hazer mudanza
en la fortuna ayrada
que a tantos años contra mí durado,
y aunque fuera hado
ó destino invencible
de cruda abara estrella,
muriera el poder de ella
con el de la razon que es más terrible,
y con su ser perfecto
traeran de mi desseo buen afecto;
mas ¡¡ay!! no sean aquesto
consolaciones vanas
que así como se sienten no esperadas
ansí se ban tan presto
que dexan menos sanas
las almas donde fueren gasajadas;
las noches travajadas
agenas de alegria,
los dias, meses y años
llenos de graves daños
avré de pensar siempre noche y día;
si en esto el remedio se halle
no sentiré el travajo de esperadle;
porque no seas de las gentes creyda
canción conmigo queda,
que yo te encubriré mientras que pueda.

Luisa Sigea



Un fin, una esperanza, un como

Un fin, una esperanza, un como. ó quando;
tras sí traen mi derecho verdadero;
los meses y los años voy pasando
en vano, y passo yo tras lo que espero;
estoy fuera de mí, y estoy mirando
si excede la natura lo que quiero;
y así las tristes noches velo y quento,
mas no puedo contar lo que más siento.
En vano se me passa qualquier punto,
mas no pierdo yo punto en el sentillo;
con mi sentido hablo y le pregunto
si puede aver razón para sufrillo:
repóndeme: sí puede, aunque difunto;
lo que entiendo de aquel no se dezillo,
pues no falta razón mi buena suerte,
pero falta en el mundo conocerse.
En esto no ay respuesta, ni se alcanza
razón para dexar de fatigarme,
y pues tan mal responde mi esperanza
justo es que yo responda con callarme;
fortuna contra mí enrristró la lanza
y el medio me fuyó para estorvarme
el poder llegar yo al fin que espero,
y así me hace seguir lo que no quiero.
Por sola esta ocasion atrás me quedo,
y estando tan propinquo el descontento,
las tristes noches quento, y nunca puedo,
hallar quento en el mal que en ella quento;
ya de mí propia en esto tengo miedo
por lo que me amenaza el pensamiento;
mas passe así la vida, y passe presto,
pues no puede aver fin mi presupuesto.

Luisa Sigea










No hay comentarios: