Matías Del Federico

"Como espectador siento que con el humor logro concentrarme más en lo que estoy viendo o leyendo. Intento generar eso a través de las obras. Me da la sensación que contar un drama desde el humor puede generar que alguien se interese más, que se conecte más que si lo cuento como una tragedia. En el caso de Para Anormales, contar como drama que unos padres están queriendo echar a un compañerito del colegio de sus hijos, si no es mirado con humor, aunque sea grotesco, sería muy difícil de soportar como espectador. Se pueden contar cosas serias a través del humor, por eso me atrae."

Matías Del Federico



"Escribo sobre cosas cotidianas porque es lo que más surge escribir. Si bien como espectador consumo diferentes estilos, me gusta escribir sobre lo humano, cosas más cercanas y a través del humor, a veces un poco más acido o negro, como el de Para Anormales. Me gustan las situaciones incomodas, arriesgarse desde ese lugar. Tratar con humor esos temas actuales es delicado, pero es mi forma. Más que nada es eso que temática me impulsa a escribir con entusiasmo. Las veces que he intentado escribir sobre otras temáticas que no me tocaban tanto, me costó más, entonces intento ser leal al impulso de la escritura."

Matías Del Federico



"Estoy ligado al teatro desde distintas funciones, en mi pueblo en el teatro familiar he hecho desde actor a iluminador, entonces entiendo que el teatro, una vez que el autor escribió la obra, finalmente es de los actores y del director. Lo tengo muy claro, así que cuando voy a ver las versiones voy como espectador y desde ese lugar siempre. Me gusta que cada uno tome como propia la obra."

Matías Del Federico



“Los argentinos podemos sentirnos orgullos de nuestro teatro.”

Matías Del Federico




"Me gusta meterme con cuestiones incómodas y molestas tratando de ponerlos con humor porque no son temas humorísticos o simplemente para tratar algo con enredo y nada más. Se trata el tema de la educación de los hijos, los celos, el maltrato, el machismo, la violencia de género que son profundos. Por el otro lado son temas comunes, todo el mundo se identifica con algo que se dice en la obra, o lo vivió o lo vio muy de cerca. La obra trata a través del humor de jugar con temas un poco fuertes. El machismo está claramente explicito en la obra, a veces hay chistes machistas puestos en personajes que lo dicen con convicción. Recuerdo algunos comentarios o algunas críticas donde se sentía un poco violentado el público por esas frases. Se habla también de una depresión, de un intento de suicidio que es un tema que a mi manera de ver se puede tratar con humor porque hace que las cosas fluyan y que uno lo pueda mirar sin sentirse tan apesadumbrado, pero el concepto de fondo sigue siendo más serio. Obviamente lo que busca la obra es incomodar desde ese lado con un humor ácido y hacer pensar de lo que me estoy riendo. Por ahí es mi estilo de escritura, por eso nombro a Arlt o Fontanarrosa que también tocan temas ligados al barrio y a las formas de ser pero lo hacen con un humor que uno se entretiene, se ríe y va por debajo analizando de lo que se está hablando."

Matías Del Federico



"ROBERTO: A ver, a mí me gustaría comentar algo que nos pasó a nosotros… (Pausa. Todos miran a Roberto, que se pone incómodo ante el silencio) Porque de eso se trata, ¿no? De ir compartiendo cosas personales…
(Pausa)
TODOS: Claro, claro… Sí… Por supuesto…
ROBERTO: Ah, bueno… Nosotros el año pasado tuvimos el mismo problema con Robertito. Un día voy a buscar a mi hijo al colegio y veo que sale llorando. Le pregunto qué te paso hijito: y él me dice “Quique me pegó, papá”.
ANDREA: Qui-que.
TAMARA: No, que terrible. ¿Pero qué está pasando hoy en la escuela?
ROBERTO: Entonces dejé a Robertito con Andrea. Y me fui directo a la casa del tal Quique.
PAULA: (A Ariel) ¿Ves? Los padres van a la casa de los chicos que le pegan a sus hijos.
ROBERTO: Efectivamente, Ariel, son cosas que nos corresponden a los padres.
ARIEL: Ya dije que voy a ir.
ROBERTO: Bueno. La cosa es que llego a la casa del tal Quique, toco el timbre, sale el padre y le cuento lo que había pasado. Y automáticamente el tipo me dice: “No, no, esto son cosas de chicos, las tienen que arreglar entre ellos…Yo en esas cosas no me meto…”
PAULA: Qué vergüenza.
TAMARA: Un impresentable.
ROBERTO: Eso es, Tamara, un impresentable… Un violento pasivo ¿viste? Pero, bueno, me callé y me fui porque no quería problemas. Al día siguiente voy a buscar a mi hijo al colegio y de nuevo aparece llorando. Le digo “¿qué te pasó hijito? Y me dice “Quique me pegó otra vez, papi”. El papi ese me mató, te juro… Agarré a Robertito, lo subí al coche y encaré para la casa de Quique… Iba tan acelerado que ni siquiera me di cuenta de que no le había puesto el cinturón de seguridad, pero bueno… llegamos y le dije a mi hijo: “Vení Robertito, acompañame”. Estaba muy asustado pobrecito… Es muy sensible. Muy parecido a mí salió el mocoso ¿viste?…
ARIEL: Criaturita.
ROBERTO: Lo alcé en brazos. Llegamos a la puerta. Y le dije “mi amor, ayudame, tocá el timbre” Como un juego…
PAULA: Claro, claro…
ROBERTO: Recuerdo que le temblaba el dedito… Entonces Robertito toca el timbre. El padre sale y sin decirle ni una palabra le pegué una trompada, le rompí el tabique. Y listo. Fin del problema."

Matías Del Federico
Bajo terapia















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