Nacho Gallego

"Si ha habido un elemento común en las miradas de todos y cada uno de los viajeros y estudiosos que han recorrido los caminos que serpenteaban entre los restos de la antigua y olvidada Tiwanaku, este ha sido el conjunto de sus construcciones ceremoniales. En realidad, no tenemos constancia alguna del uso originario que los habitantes de la antigua urbe daban a cualquiera de aquellos edificios. Sin embargo, su tamaño, las características de su construcción en tanto a elementos como el uso de materiales ajenos a los recursos cercanos del sitio, como puede ser la propia piedra, así como la presencia en ellos y en torno a ellos de un conjunto espectacular de grandes monolitos tallados, y en ocasiones de proporciones inimaginables, como es el caso del Monolito Bennet, que actualmente podemos admirar como elemento principal de la exposición del Museo Lítico, hacían del conjunto monumental del sitio un elemento de naturaleza singular. Esta singularidad, que ha hecho de Tiwanaku un espacio absolutamente único, y que ha sido un aporte fundamental para justificar el Valor Universal Excepcional del sitio, hasta el punto de ser reconocido en el año 2000 como Patrimonio Mundial por parte de la UNESCO, ha supuesto la base de una controversia científica de largo recorrido temporal, y que tiene que ver con cuestiones tan básicas y complejas como el modelo de sociedad que desarrolló tamañas construcciones."

Nacho Gallego
Tiwanaku, entre el cielo y la tierra
Tomada del libro Las piedras de los dioses de Miguel Labrador, página 111

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