Natasha Tiniacos

Ayer se me perdió el paraíso
mengüé como palabra suelta en medio del camino
una esquina roída semáforo en rojo trato de escapar
te confundí con la sombra del cielo perdón me equivoqué
eres tú     soy yo      somos cada quien
soy una calle trancada a la orilla de un bar
ya no me da la gana de menstruar
desborono trozos de luna tejidos por dentro
se me descose el concepto
me sirvo con hielo al fin corazón en las rocas al fin
adiós destino paraíso
tacto contacto ombligo milonga rito licor amantes en celo
costra del grito de Munch

Natasha Tiniacos




Desde hace siete días no me encuentro
me quedé pegada a las paredes de tu posibilidad
tatuada al mural de saberte donde siempre
bajo la misma luz      entre la misma sombra
sobre la misma cama quebrada de tanta saudade nuestra
me has hecho perder los límites
hasta aprobar la ley del desenfreno
este es mi reino
la casualidad de entenderme muralla china      fortaleza
y       al mismo tiempo
sentir cómo haces fiesta conmigo
arriesgo el pulso y la tensión     arriesgo la conjugación
contigo       no me quejo
si haces tiritas de mi corazón          pues
soy un graffiti imborrable     yo soy el texto indeleble
                   [proclama de amor

Natasha Tiniacos



Natasha

Mi secreto culposo
es desear un huracán
bautizado con mi nombre
y me gustaría
que fuera destructivo
para que
por muchos años
viejos acartonados
hablen
con incansable asombro
sobre mi salvajismo
y mientras beban
en solitario
su whisky de malta
recuerden cómo
sacudí sus casas
y boté
por la ventana del baño
todas sus pertenencias.

Natasha Tiniacos



Piel del desespero

“la eternidad es un trompo que se agarra en la uña”
Vicente Gerbasi

Según la agencia ambientalista
una lata tarda entre ochenta y doscientos años en descomponerse.
Una botella de plástico, mil.
El vidrio, millones.

Cuánto demorarán estas palabras en encontrar
su primer amanecer;
el día en que se abotonarán la camisa para tomar tu aliento.

Solo intuyo qué cantidad de calendarios
tomará mi espalda para ceder
porque he aprendido a sobrevivir,
apretar los puños, fruncir el ceño
y esperar mi turno inclinada
donde los niños no hurgan la basura.

Natasha Tiniacos


Shh...

No digas nada
no le digas a tus ojos que los presupongo
ni a tu pupila que la dibujo como consecuencia
de lo que llueve
de la hoja de cal que sube por mis piernas
y me suplica que te escriba
no digas nada        por favor          a lo que sea
                                     a quien lo sea
que la cama se me aleja de esta forma tan mezquina
y se deshace
con cada pensamiento que por Dios, me pertenece
no digas nada
yo no soy una naranja
yo no tengo especie
a veces se me ocurre que soy una mujer
                                                             a veces

Natasha Tiniacos



Veinte estados imaginarios en Facebook

1-Un párrafo para descaminarse.
2-En el escurridero del feed soy desperdicio.
3-Envidio la vergüenza del avestruz.
4-Se venden pastillas para retroceder, info aquí.
5-No creo en la ilusión, creo en la miopía.
6-No odio volar.
7-Hago la siesta en el polvo permanente de lo particular.
8-Abajo tengo fiebre.
9-Advertencia: existir es estar fuera de uso.
10-Hay un criminal en cada uno de nosotros. Mi víctima es el tiempo.
11-Todo en mi cama está hecho por personas que nunca conoceré y temo que en cualquier momento mis lámparas regresen a las manos de su origen.
12-Yo le rezo al alma del escritor fantasma.
13-Se busca estrofa para soneto sobre la libertad. Favor abstenerse la poesía comprometida.
14-Ponte en mi lugar.
15-Llévate la corona de tu almohada.
16-OPEN HOUSE
17-Sin preservativos.
18-Irremediable ceniza.
19-Entonces a usted le gusta que le digan lluvia.
20-¿Cuál es la velocidad de la oscuridad?

Natasha Tiniacos




Wireless

Nunca se me dijo que se cortarían los hilos
para no caer en pecado
sino en picada.
Soltar el cordón era esto:
aprender a caminar, tropezarse,
habituarse al suelo,
igual que un fruto desunirse
de la rama que ataja,
despejar el campo a cicatrices, ocultar
el orín en la cama.

No era menester tocar el fondo,
reinventar el espejo en la pantalla
y poblar una cantera de anónimos,
ahí donde la gravedad es desmerecida
y el tiempo se encumbra y retrocede.

No solo era cuestión de desatar
los dedos de los nudos,
sino de zarpar y desenterrarse
mientras uno en la vertiente
encarna
el alud del mango que se pudre.

Natasha Tiniacos




Yo quiero ser la dueña de este reino
tener alas   sueños húmedos  y   siete mandamientos
una luna colgando en mi sala
cortinas de genoma humano en mi habitación
yo quiero ser el dedo que elige
que designa   que acaricia lo más tibio
que marca    que borra   que auxilia
la geografía accidentada de lo nuestro
quiero olvidar que soy ella
y decidir las cosas que son imposibles
hacer nido en el ápice de Keops
arrancarme el sexo      salir corriendo
cuando no te tengo

Natasha Tiniacos















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