Análisis de sangre
Me falta hierro. Me sobra música y potasio.
Nadie me entiende yo me visto con la falda de la montaña
lloro por cualquier cosa
espero una caricia como un milagro de pan de oro y vitaminas.
Como carne de yegua. Escucho pasos en mis venas
y me invade la alegría de un nuevo amor como una tropa bárbara.
Ésta soy yo.
Mitad árbol
mitad escalera de caracol
mitad cuenco
mitad callejón de una vida al borde del Adriático
mitad bóveda mitad sombra
mitad contemplación mitad auspicio
mitad moho mitad pureza
mitad fuente mitad balcón
mitad horizonte mitad estructura mecánica
mitad flor de cerezo
memoria cortada por la mitad
mitad monte mitad yo
mitad madonna mitad nieve.
A mí nadie me entiende.
Me dejo sacar sangre y manzanas
tormenta mía
dejo que me ausculten voces del otro mundo
dirijo mi tensión como si fuera una orquesta
sacan agua de mí como de un pozo cardíaco
a veces
oscuramente
incluso sé lo que digo.
Dicen que me falta hierro a mí
pero esta garganta mía
es un metal de transición entre la palabra y el pecho.
Y al contacto con la ternura puedo adquirir un leve timbre oxidado.
En mi sueño ando pastando entre vacas en medio de un campo magnético.
En mi vida real
soy la hija pequeña de un pastor del fin del mundo
mitad bóveda mitad sombra
mitad contemplación mitad auspicio
mitad moho mitad pureza
mitad fuente mitad balcón
mitad horizonte mitad estructura mecánica
mitad flor de cerezo
memoria cortada por la mitad
mitad monte mitad yo
mitad madonna mitad nieve.
Me sacan sangre
me sacan
a mí
nadie me entiende.
Olga Novo
ANQUISES
Arrastras los pies papá
te llevo a la espalda con mis ojos
porque intentas huir de la vejez como de una guerra ancestral
te subo a mis vértebras
combadas por el peso
arrastras los pies pero yo puedo contigo
y te llevo a la espalda
hasta el final de la vida.
Arrastras el lenguaje y no acude
a tu memoria un verbo
que anidaba en la parte izquierda de tu cerebro y yo
completo tu frase con la palabra arar querer cavar tractor
o mariposa arrastras
la mente hacia el pasado
y solo recuerdas aquella feria de 1952
cuando de tanto andar tus bueyes
perdieron en el monte las pezuñas volviendo de Pedrafita
y les sangraban las patas en el río
su cornamenta aún se abre en alguna de tus neuronas
y vuelves a ser un tratante de ganado cuarenta años después.
No sé hasta cuándo recordarás mi nombre
y sabrás aún que soy tu hija.
Desconozco cómo se enroscan las terminaciones nerviosas
y se crispan y a veces encuentran una luz silábica
que les indica el camino.
Cómo es que de repente no sabes tal vez
que había que poner un pie y después el otro
para poder soñar
y que si rodeas a una mujer con los brazos eso es amor
y todo lo demás
desaparece.
Porque así de sencillo es el universo.
Como el pequeño lexema al que te agarras alguna tarde
como si fuera el mango de una guadaña.
Tú
que fuiste un orador en medio del campo ante un público estupefacto
de cuervos grillos topos libélulas y ovejas
Tú
que tenías la intuición del poema en la punta de la lengua
y te explotaba en el paladar como un higo maduro
carnoso exacto y brutal
Que sabías que en nuestro idioma se acuesta el trigo
ante una orden del viento
que la rama de las patatas arde
que existen cosas tan finas
como la lengua de una gallina…
y solo recuerdas aquella feria de 1952
cuando de tanto andar tus bueyes
perdieron las pezuñas en el monte volviendo de Pedrafita.
Papá
cómo será
cuando se te despalatalicen las consonantes
y veas llover desde dentro sin entender el agua
y remuevas la lengua hasta encontrar la forma más adecuada
y sonríes porque sabes
que todavía no has caído
definitivamente
en la curva melódica del silencio.
Recuerdas
con toda exactitud
que mamaste hasta los cinco años en los pechos de tu madre Benigna
que parió dieciséis hijos en el último cuarto de la casa
asida al cabecero de la cama rezándole a algún santo
rompiendo todas las aguas como quien escacha un océano…
Yo creo que tus ojos la ven
abiertos al más allá
cuando te quedas absorto y nadie alcanza a saber
en qué dimensión de la maravilla se ha posado tu cerebro
como las patas de un petirrojo sobre la rama de un peral.
Igual ves la nieve por dentro
la estructura molecular del amor
las partículas de un beso cuando se está formando en la carne de los labios
y el aire
igual ves
la energía
y no encuentras en el abecedario
herramientas para lo inefable
y por eso callas o llamas cuchara a la lámpara
y te trabas en medio de la oración simple
y comienzas a hablar hermosamente poniendo por delante la subordinada.
Porque al fin
papá
te diriges a mí sin orden en tus órdenes
y deshaces la sintaxis igual que desgranabas habas
y todo cobra el sentido profundo de cuanto no tiene lógica
ni está sometido a nada.
Igual ves la nieve por dentro
igual entiendes la sombra
y eres capaz de calcular el radio de una pasión
aunque el resultado no pueda comunicarse
más que a través de la piel.
Igual ves cómo viene a cantar el poema en el caracol del oído
y ves cómo resbala de su pico ese polvo dorado
y me cae en el tímpano
cuando empiezo a llorar con la emoción de la escritura.
Igual ves cómo se me encoge el alma
cuando se te encoge la tuya.
Igual ves cómo viene a cantar el poema en el caracol del oído
y ves cómo resbala de su pico ese polvo dorado
y me cae en el tímpano
cuando empiezo a llorar con la emoción escrita
y tú solo recuerdas aquella feria de 1952
cuando de tanto andar tus bueyes
perdieron las pezuñas en el monte
volviendo
de Pedrafita.
Olga Novo
"La poesía no es solo escribir un poema sino que antecede a la escritura debe ser, ante todo, emoción y debe transmitirla. Hay personas que son poetas en su día a día porque miran desde los ojos de la belleza al mundo aunque quizás nunca escriban un solo verso."
Olga Novo
“La poesía siempre ha sido la punta de lanza del renacer cultural.”
Olga Novo
PEQUEÑA SONATA BRUTAL PARA ESTRELLA Y TROMPAS DE FALOPIO
Si una diminuta estrella cardíaca gritase dentro de mí
¿alguien podría oírla?
¿A qué frecuencia se produce la concepción?
Un botón de sangre
propulsado a lo más profundo de mi estratosfera.
Donde todas las esperanzas concentran sus sustancias
para irme dilatando hasta el estadio último de la intuición.
Para hacer esto que hago me convierto en un ser feroz
voy a la percusión como quien va al río
amada por un pez rojo que me entra por la boca
y me sale por la cobra de los intestinos.
Me siento como aquella que aún no eres
y se queda asombrada ante la planta salvaje del estrógeno.
Estás prendida fuego
a ti no vino a anunciarte ningún ángel de pan de oro
no
hace días que no duermo de la mente hacia arriba
soy la puta que te ha de parir
un observatorio mundial
estás balanceándote entre hilos de flujo
y dinamita.
Estás tal vez entrando en el bosque de la percusión
para poder latir un día
guía
tu respiración el viento del norte
antes
de que se te formen los pulmones
con hojas de lata y bronce.
Sentada encima de mi páncreas observas las estrellas
te preguntas sobre el sentido de la existencia
piensas en abandonar mi vientre
y me produces contracciones
como si jugases a fabricar un relámpago.
Ah para hacer esto que hago
todas las terminaciones nerviosas se aprietan hasta hacer
un ramo
florezco en medio del invierno como un árbol ácrata
crezco hacia arriba hasta llegar a la raíz de algo desconocido
y ahí ya solo puedo entenderme con un pájaro o con una
piedra
te estoy mirando por dentro
como se miran las borrascas y los augurios
para hacer esto que hago
ardo en la tierra
escribo o tengo espasmos
mis glándulas explotan
como astros que murieron hace mil años.
Nadie te puede tocar
pero tú te revientas fácilmente una rima con un fórcex
cantas el silencio como un tenor hambriento
tienes el poder de la palabra que nunca fue pronunciada
tocas con el espacio donde tendrás los dedos de la verdad
sutil del aire
arrancas mi energía como la losa de una cantera
y me entregas al sueño como si fuese un don de todo lo
que no se ve.
No veo pasar las horas y tú te haces crecer como el
fermento de la luz
ahora sé que lo mínimo es el exceso
que me dominan furias que desconozco
que el equinoccio de mi cerebro está
en equilibrio con el eje imaginario de la tierra
nadie te puede tocar
giras entre la belleza del metano
y la conmoción de entrever por vez primera
una cereza.
Agárrate
agárrate a mis entrañas
con tus uñas inexistentes
voy y vengo
del silencio a la droga dura
agárrate a mi montaña sin miedo
baja a la noche de la mujer madura.
Concíbete
succióname la energía
pon a funcionar tu trocito de corazón
anda ven
veme tragando barro entre una estrella
y un dios que sopla en las trompas de falopio.
Ando comunicada conmigo misma
a través de claves de alta tensión
que cruzan mi vientre entre ciervos celestes
y tengo la lleva que abre toda noche cerrada.
Aún no eres un embrión
eres solo un poema que me hace vomitar
sobre la hierba una piedra preciosa.
Todavía no eres ni siquiera la palabra que puede nombrarte.
Nadie puede tocarte
nadie sabe que floras en el sueño de Gaston Bachelard
que tu mínimo poder puede tumbar a un ejército
y de hecho lo hace
lo hace
sin dudar.
Me das hambre
me irritas las espinas florecen los hongos
las caries excavan minas en mis encías y tú
entre cuarenta alcoholes bailas tu danza inocente
vienes de donde ni sabes
no sabes ni de dónde vienes.
Explotan tres mil luces en mi pensamiento que solo es
carne
que solo es carne que sola y carne.
Hablo con el reverso del paladar la esencia del lenguaje
no necesito más
para arderte dentro
anda el rocío regándote como la extrema flor epidural.
Tengo los tímpanos agujereados para escucharte
sabemos calcular la velocidad de la luz
pero ¿cuál es la velocidad de la sombra
a la que vienes
sin hacer ruido siquiera
a este entramado de tendones y cuerdas de guitarra?
Te espero en la escalera infinita del caracol del oído
en el castro de la alucinación
al final de mi feliz edad
en la lluvia que cae sobre cada mente en paz
voy a amanecer al campo contigo dentro
entenderme con cada bestia con solo un movimiento del
raciocinio
esa rueda astral que arrastra carromatos a mi destino.
Te espero sentada sobre la piedra que no funda ningún
estado
bajo la que el grillo se protege de la lluvia y el escarabajo
del sol
agárrate a mis entrañas
con tus uñas inexistentes
que voy y vengo
del silencio a la droga dura
agárrate a mi montaña
y baja sin miedo baja
a la noche de la mujer madura.
Olga Novo
“Yo creo que nunca han sido buenos tiempos para la poesía, ya que siempre se ha considerado un género más minoritario.”
Olga Novo
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