Cuerpo de mujer
cuerpo de mujer
cual posible jardín
esperanza de lugar
con sus frutos plenos
sus comienzos múltiples
su parte de eternidad
la luz secreta
de su sombra incendiada
sobre el columpio de la tierra
ella vacila ya
con todo el peso de la noche
en su faz sombría
la noche se implanta
yo soy la vida dice ella
yo invento
Amida Saïd
Debo marchar largo tiempo todavía
abrazar el espacio interior
elevarme de círculo en círculo
murmurar lo que hay en mi
más puro que el amor más desnudo
que la vida más vasto que la muerte
debo marchar largo tiempo todavía
nacer vivir morir revivir
cada instante de mi nacimiento
sobrevivir en mis renacimientos
en el deseo inmenso de la tierra y del cielo
en aquello que poseo de tu cuerpo
debo marchar largo tiempo todavía
para llegar hasta ti
quizás alcanzar una nueva primavera
porque yo no sé amar
sino en el tiempo de la luz
los ojos fijos sobre otra forma de sol
Amida Saïd
En los signos azules
En los signos azules
de una piedra
en las pestañas transparentes de una nube
en el surco de las palabras
en los jardines rojos
del oeste
en el horizonte secreto
guardado en el gran fondo de las pupilas
como un recuerdo de mar
y de albas blancas
en los intervalos de silencio
que atraviesa el espacio
como un soplo
el universo nacido de nada
nos ofrece lectura
Amida Saïd
La tierra es asilo
La tierra es asilo
de la mar amorosa
las piedras tienen la memoria
de los grandes fuegos subterráneos
sus voces partidas en astillas
exigen nuestros territorios
sobre el agua fluida de un murmurio
que corre bajo las pieles
entre la transparencia y lo oscuro
¿te acuerdas de la luz?
cortejos de soles
idilio del cielo y del desierto
homenaje rendido a las arenas
frescos paisajes
nacen de dedos tercos
que confunden los ciclos
las estaciones los devuelven
a los orígenes del color
Amida Saïd
Siempre en el poema
yo escucharé el silencio
antes que la palabra
abrevaré en su propia boca
entonces nacen las cosas
las palabras el mundo
digo: siempre en el poema
escucharé el silencio antes que las palabras
y tú respondes: si existe un dios
es allí donde habita
yo descubro la exacta vertiente
de la sombra y de la luz
donde termina donde comienza
y el silencio palpita como el mar
en su vientre de sal
palpita como el ala de un pájaro
domesticando lentamente el cielo
como el viento la tierra la vida
y si existe un dios sí
es allí donde habita
Amida Saïd
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