Leonardo Belvedere

Colibrí­es encendidos

                                                            para Marina Tsvetáyeva, i.m. 

Te sirvo un plato de sopa humeante 
una caricia para ablandar el pan duro de la mirada 
una invitación a cavar otra trinchera.

Veo las bocas de plomo, 
los soles de la ira, las guerras 
que se tragaron tus amapolas. 

Tomaste el látigo de tinta, 
marchaste hiriendo la nieve, 
cicatrizaste en la estepa. 

Te describo la paz de una cumbre 
con la misma libertad 
con que la muerte doblega.

Leonardo Belvedere



Conversación con la vela

 ―¿Renuncias al reposo para contemplarme?―pregunta la vela.
―De alguna manera tengo que habitarme―le respondo.
―¿Buscas esconder alguna esperanza en mí?.
―De los dos, eres la única que puede cavilar con grandeza.
―¡Y conquistarte sin poseerte!―me increpa la vela.
―En mis ojos flameas como un estandarte de esta penumbra. No hay caminos, a tientas nos reunimos en tu pupila de serpiente―le digo.
―¡Calma, solo soy un objeto familiar!
―¿Quién te tira de los pelos almita infernal y allí te mantiene sin quemarse los dedos?
―Dardos de silencio como plaga te rozan sin notarlo―agrega la vela.
―¡Aquí todo es contorno de un edén desdichado!―le explico.
―Serás un paseante inútil―se burla..
―¡Llama perfecta!―la alago.
―Rodeada de sombra―me corrige.
―¡Bendita eres entre todos los reflejos!
―Sí, bendita, pero más sola.
―¿Por qué dejas tu vida en manos del tiempo?
―Aún así, perezco joven.
―Dime toda la verdad, te suplico.
―Mi columna se incinera. Es mi elección la que te alumbra.
―Dilo todo y partiré…
―No hay remedio. Te extinguirás conmigo.

Leonardo Belvedere




MOVIMIENTOS

Aves como abanicos en el aire.
Alimento el río con piedras.
Necesito palabras.

Leonardo Belvedere



Noche en el atelier 

Celeste, detrás de las nubes, se quedó sin cielo.
Rojo, despojó la vergüenza de las mejillas,
salió corriendo.
Amarillo, oculto en los campos,
no advirtió la fuga.
Verde, sobre las hojas,
cayó en el tedio.
Se mezclan, chorrean
de la paleta.

Lila, su color favorito,
me trajo remanso y amor.

Leonardo Belvedere



PÁGINA CORTADA

Quisiera arrancarle renglón
. . . . . . . . . . .. [por renglón
esas ganas de silencio,
esa nada que lo sostiene.
Quisiera herirlo, cortarlo
. . . . . . . . . . .. [con sílabas
Abusar de ese vacío con existencia

―y si lo que se cumple es poesía―
no necesitaré deseos.

 Leonardo Belvedere


 

PAISAJE CON SIRENAS

La sangre ensucia el mar.
Hay hombres sobre una roca.
Sobre una gema el desencanto.
Hay voces, huérfanas sirenas
de inocente espanto.

Leonardo Belvedere



UNA NOCHE REAL

Primero tengo que ser yo,
una música que escarcha la nariz,
la estatua que contempla una rosa malvada,
el amor que salta por la ventana.

¿Qué es lo que conozco?
¡Una noche real!

Quizás estén muertas las hojas,
las manos manchadas.
Quizás los dibujos,
las palabras.

Leonardo Belvedere










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