Sergio Gesse

Antioración 

Wawasupaypaj, cuando el general dice: “Hicimos todo para ganar la batalla, pero no pudimos” quiere decir: “Han muerto muchos, y yo, sigo vivo.
 

Tu mundo de jerarquías sigue intacto, mueren los soldados, mueren los de un bando, y otro bando, si, ellos Juan, que comerciaba droga, Luis que pasaba por ahí, Antonio que cuidaba a Juan, Marina que salía a buscar a su hijo al colegio, Juliana que combatía a Juan, Ernesto que llevaba el fusil… pero los capos de los capos no, los jefes de los jefes, no, el general, no. 

En tu lecho de oro duermen tus sueños voraces, y tu palacio es tan seguro!! Tus demonios cuidan de ti, velan por ti, son esclavos de tus deseos, y salen a darle al mundo un poco más de ti, tú le dices sean mierda, den mierda, vuélvanse más mierda, en la oscuridad de ti, de mí, de este virulento nosotros. 

Wawasupaypaj, yo pido por esas mierdas que ofrecen muerte, por haber sido desterrados de la vida, por esos otros, mis otros yo, esos que me recuerdan lo esclavo y mierda que soy, lo que siempre temí, lo que siempre huí, lo que nunca quise ver, eso no perfecto, no santo, no bueno, ese apetito voraz que me abraza a la muerte, a la mía, a la de él, a la nuestra. 

Por mí egoísmo, mi yo ajeno a lo correcto, mi propio no, mi propio sí,  mi propia oscuridad, mi propio derecho a mi cuota de veneno. 

Por eso quiero derrocarte, no por justicia, no por santidad, no por bondad sino por mi propio derecho a ser reconocido por mi mal. 

                              Amén.

Sergio Gesse




Cuánto 

¿Cuánto pesa la pluma de un pájaro libre? ¿Cuánto pesa la pluma de un pájaro enjaulado? La diferencia no está en la pluma, no está en el aire, la diferencia está en la belleza de su canto.
 
Sergio Gesse

 

 

Espiritual 

En las piernas del cartero va el empuje de las palabras, kilos de palabras lleva en su bicicleta, un amor perdido, un esperanza renacida, una deuda agobiante, un corazón que reclama, una postal del alma, son ahora la fuerza de andar pedaleando las calles. 

Cling, cling suena el camino, toc, toc, clama  una puerta. La voz del cartero anuncia presencia. En un sobre tenue, hablan los dí­as.

 Sergio Gesse

 

 

Mapa de recuerdos
 

Veo la mesa de madera rústica, acaricio sus arrugas y un mapa de recuerdos llegan a mí­, un mantel que se abre, un vino que se vuelca y se impregna en sus fibras. Una moneda gira en el aire, como determinando la suerte de todos; cara, el prócer gana la batalla ¿el pueblo se libera? Seca, el dí­a sigue igual,  ¿hay que esperar otra batalla? La copa de vino se levanta, pongo más néctar en mis labios y lo sirvo en tu boca, la sed nos une, la presencia nos ata, la ausencia nos empobrece, el apetito nos llama. 

En la miseria el pan es más mí­o, el vino es más mí­o, la mesa es más mí­a. Corazones enrejados, ojos corroí­dos, la piel no sabe de inocencia. Ya no gira la moneda en el aire, el metal se puede olfatear, el aire no se respira.  El aire somos nosotros, es el pasado, es el presente, donde nada se toca, nada se tiene, nada se queda. Somos un mapa de recuerdos, una ráfaga de viento, un borrador trágico en las manos de un niño, que no sabe que hacer con estos versos.

Sergio Gesse


















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