Fátima Vélez

alimentar a los caballos

similus cum similibus curantur,
que quiere decir que los burritos se juntan para rascarse
las montañas de Catskill el establo
un caballo marrón
él le dice

si fuera animal sería un caballo

como el caballo marrón
que ella mira y dice me excita

cómo la excita
pregunta él
ella responde
como si las cosquillas quisieran reemplazarme, muy aquí, con la escasa noción que pueden tener las cosquillas del aquí

seguramente el caballo la sepa abarcar bien dice él
pero advierte
si alguna vez ella se acuesta con un caballo no volverá a tocarla

ella no está diciendo con perros
con gansos con cabras
dice con caballos
pero No es un músculo enfático
y ella comprueba cuando toca su mano el No mayúsculo
impregnado de lomo
y dice no me acostaré con un caballo para que siga tocándome
lo dice en serio
sabe
no existen otros caballos como él

las montañas de Catskill
se hacen las que no oyen que no saben

y rodean un lago antes un pueblo
removido del núcleo para contener
la reserva de agua de la ciudad donde él y ella toman agua de la llave como si no estuvieran lejos de lo que alguna vez los hizo cerca
de qué han estado cerca
no del futuro
pero existe
dónde
en el agua de la llave tal vez

si la mirada estuviera hecha para extraer lo otro de lo uno
pero el ojo no ablanda
el cuerpo allá
marrón con la sustancia de lo vivo

su cola espanta moscas
sabe producir mirada
comer cagar ver oler una hembra abalanzarse incrustarse

lastimar el reflexivo solamente comer
comiendo buscando más comida gerundios del potrero
pero si hay una hembra
tumbar
arrasar
he ahí una palabra

he ahí una función

en contraposición las hojas
su postura de otoño
caen como si de caer hubiera adentro un canto
inspección del nosotros en la caída
el yo se instala en ella
él muta en otro
donde hay un yo y un tú hay un lugar donde crecen y se ajustan y se enquistan las expectativas

alerta no quedar
en ese ahí de nos
qué hacer luego con esa pulsación frente al semental jamás castrado

el espacio entre
se cubre de atmósfera
la visión declina
es ahora un asalto relinchante
y ella ya no está con una persona, ni con un caballo

está con la sensación de esa persona, de ese caballo
dirían que no se desea un objeto sino un conjunto

no me acostaré con un caballo dice ella
pero cómo sabemos
los que pronunciamos palabras y escuchamos promesas

los que creemos en mundos naciéndose y otros acabándose
el mundo de las moscas, por ejemplo
el sexo con caballos, por ejemplo

de tanto desear que de ahí surja materia no como pus
no como llaman los espíritus a lo vivo 
materia como un colgar
de la firmeza de un caballo
la firmeza en que la forma encaja

formas colgantes que se parecen a aquello que las desea

¿qué se siente penetrar? pregunta ella
debe ser, pero dígame usted, sabe más de esas cosas

debe ser apretar
que flujo se haga súbdito
materia que habla sobre cómo siente su materialidad ¿humedad? ¿barro? ¿qué?
Poder, dice él
poder sacar de un cuerpo donde el otro no es posible el talón del amor

se podría hacer cuero de este momento
un cinturón de mirar un caballo
un cinturón marrón hala con su hondo animal
un cabalgar tal vez hacia un futuro
mejor hacia un presente
con anteojeras blindada la ansiedad de ser otro
tomados de las manos
la cabeza de ella descansa en la de él
y ella lo rascará, le dará guayabas, alfalfa
                                                     zanahorias

Fátima Vélez




como la abeja 

tú y yo y la aspereza de ser tú y yo
en este tubo de domingo
cuando un afuera existe

afuera es lo que llamo el adentro de la flor
y dejarse chupar de esa manera por la glosa
y surgir pavoneada en su parasiempre

y si dos no somos suficientes
para dar forma al sentir de la flor

en qué momento dejamos de saber lo
que es tener un polvo

he visto cómo el hombro descubierto
la apenas voluptuosidad de un hombro
segregan en ti rosadito de éxtasis

mientras, conmigo lo haces rápido
en medio de mi cuerpo das de comer a tu placer
te haces encima y no te gusta
que me haga encima porque entonces no puedes

un poco de miel y ser como la abeja y batir el aire
hasta hacerlo consciente de sus átomos
hasta que el aire
no sabe si es aireo elevación brotada
o zánganos uno a uno o lo líquido
saboreando lo que dura el siglo de una abeja
confundida con el aire para que otros zánganos
se exciten en crujido de bolas estalladas
como no puede hacerlo el equilibrio

como solo la abeja y la mujer
de un video porno que vi

ella acostada sobre la desnudez
en una multiplicación rimada con el vértigo
diré que esa fibra de hombres
que ella toda entrega sonreía
y ellos esperaban su turno
como esperan los hombres en los bancos
civilizadamente
y en ese mientras tanto
en ese en vez de aullar
mostrarse los colmillos
un batir de subidas y bajadas
melódico atmosférico
cada uno dejaba lo que podía en ese ahí
que no era de lugar sino
de cuerpo afeitado para que la pureza se encontrara con la nada
y a algo olía
que sólo en los mitos y la mujer esparcía
con los dedos
con gesto maternal los esparcía yo creo, amor, nuestro deber es el placer
placer de ti un ejército de hombres
placer de mí un ejército de géisers
placer lamernos en calor inaugural
placer de la primera o la segunda o la centésima
placer hurgar en cuatrocientas noches diferentes
placer con cuatrocientos cuerpos encontrarnos
placer en un nosotros líquido y espeso
placer en un aquí de la abeja y de los átomos del aire
y el adn de un adentro cualquiera
incluso el del domingo

Fátima Vélez



El derecho a colapsar

las piernas largas de madre adolescente

a qué equivale salir de este trance
para comerse el corazón de una piña
por descuido, sin conciencia trapear
blanquear el trapero, no blanquea
y el cloro, la mancha blancuzca
en el algodón, a qué equivale
ahora esta tendencia a equivaler

las manchas morado negra
amarillas en los pulmones así
fondo amarillo las paredes  
fumaba en las noches la madre

creía que nadie le veía el olor
a cigarrillo a piernas largas
a medias de nylon y el agujero
apenas estrenadas hoy el maquillaje
se le corría entre el humo a la
madre a la madre a la madre

estriadas las paredes de la casa
cual piel panza embarazo de mellizxs
dos tylenol envueltos en servilletas
y hormonas madre-hija revolucionarias
revoloteando en los ganglios de las ganas
revoloteando en los ganglios los sentidos
hormonas granizando sobre el cuerpo
periodo mancha te bajó a los once
lo que invita a seguir revoloteando
cómo resulta de aparente
el derecho a colapsar el derecho
a no salir del estado lobotómico

y cae el peso del llanto de lxs niñxs
a kilómetros niñxs abriéndose la mandíbula
son veinticuatro puntos alarido de niñxs
bajo filos de mesas entre madres sacándose
la teta mientras la fila mientras la espera
larga larga con que se quiere a la hija
agudeza de sonido como si en la esquina
serrucharan un roble de mil años
el estado post lobotómico

dar con eso que queda sano
unos pulmones creando ampliando
internando el lado izquierdo
poner la mente en piloto automático
tiene su largo alcance adelgaza la piel
redondea los ojos aunque la hija
con brusquedad el alarido
saca a la madre de la posesión
la lleva al llanto miel ocho flores
macondo matarratón caracolí
explosiones de grisá ahumada
cataplasma cuidado ayúdame
la pareja-madre-hija-madre-hermanas
ante el borde de la explosión

el fémur de la madre no sé si se sentía cuando niña
que a ella su cuerpo adolescente le pesaba
cargar esa llantitud que decían que eras un ángel
cuando dormías toda la noche que tu padre
por ninguna parte y por eso por
ninguna parte aquí en todos lados
cuando arrebatada de esa feta de
pasado ahora, imagínate lo otro
los antes sus culpas sus vestidos de lino
traídos de, un momento
había cuerpo debajo de esos trajes?
cuerpo en el antepasado adicto a la morfina
venerable abridor de caminos
veraneando sobre lomos de eso no se habla

fémures hasta el cielo de madre de la foto
sonrisa incompleta tras las hombreras
del sastre rojo la permanente
iluminaciones en el pelo antes negro
negro brillante y liso la sonrisa muestra
esa incapacidad de poner los dientes
una sonrisa, solo se espontánea
que ponga patas arriba todo lomo
que hable de una vida sin rastro monoteísta
cuando ocupáramos el museo del oro
y robáramos los tesoros desde 1533
y ayudaran las guaqueras

devuelta cada pieza a su entierro
el sol lobotómico calma los calambres
y propulsa este paso de piernas cortas
en medias de nylon recién compradas
y el agujero por donde la madre aúlla:
disfruta, disfruta, disfruta

Fátima Vélez




“La literatura es un espacio donde puedo decir sin estar tan expuesta, aunque habiéndome expuesto a todo.”

Fátima Vélez




“Me interesa la literatura como forma de desestabilización de los sistemas cómplices de la desigualdad y de la injusticia social (…). Dialogo con la literatura que me afecta, que opera como una disrupción y posibilidad revolucionaria, sea del escritorx del género que sea, se identifique con lo que se identifique.”

Fátima Vélez





Ojos abiertos 

Sin poder distinguir si soy yo
o es la distancia apresurando el cuerpo
enmudeciendo los pasos que se acercan
vigilando los rincones que no están
pero que a ti se dirigen
con esa voz de donde huyen las cosas
en el fondo algo amanece
sin poder asegurar que sea el sol
o el deseo de verter mi corazón sobre todo lo que veo

Fátima Vélez



Promesa del día muerto

El día congela mis párpados ante la espera
y la mañana no nos besa las manos
ni traza con firmeza sus líneas
y una luz no se instala con voz propia
mostrándonos el camino
y un grito no traspasa el instante del abandono
de todo lo que habita y nació muerto entre nosotros

pues donde había corazón
hay una piel que se resiste a tomar forma
y la complicidad del silencio que extiende sus dominios

                                                                 con raíces oscuras

y nosotros
contemplamos la lluvia
cuando ciegamente creíamos en el cielo azul de esta mañana

Fátima Vélez




sótano

que quieres quitar de ahí las telarañas
las capas de moho
inténtalo
a ver si no aparece de pronto la olla
con el arroz pegado
los guantes amarillos
que protegen
del jabón quitagrasa que te agrieta la piel
y en el silencio
de quien lava platos y olvida poner música
el poema se tararea solo
como si tuviera pies
y quisiera hacer de ti un salto
es
no cabe duda
ese que dice que se llegó al final de la carrera
y el premio es otra carrera

y si el premio es mugre coagulado en un sifón
y si todo fondo no es más que horas percudidas en la cortina de baño
la sala donde la luz pega directamente en el reflejo de la infancia
donde también el tema es con la luz

los niños
sus deseos
su canto de sirena
que tratan de arrastrarte a la inacción
a no ser otra cosa
que calor atemporal

su belleza
que crece
sobre filo
raíz
que no se ve en ningún espejo
pero sabes
si no la cuidas
no la riegas
no la podas

recuerda
poner papel conciencia en las paredes

quien se ha cortado con papel sabe
lo que guarda en sus bordes el blanco

Fátima Vélez




utopía 

ser material con que te digo
ven
acuéstate a mi lado
con que te digo
mucho espacio ocupado en esta cama tuya
donde no habrá un futuro para nosotros
y ese no futuro elevando los libros
en una estantería
una vista al mar
al mar?
o a un lugar rodeado de agua
y en el agua peces
y en los peces la promesa del pescado 

la promesa del pescado en la panza de los peces 

se desliza por nuestro no futuro
la aspereza de mi mano
y tu mano suave
que escribe sobre lo que es llevar
una extensión más material que cualquier futuro
que podamos llamar juntos
y juntos alimentados
por esta idea
pastamos una tarde
una de las primeras
tomas mi mano áspera
me haces una extensión
que a cualquier punto de la mirada
pueden salirle suavidades
es el amor
o es la distancia en que no dormimos juntos
cómo resuenan mis brazos
sobre la superficie de tu cama

Fátima Vélez












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