Elegía reflexiva
No tengas celos de la poesía.
Eres tú misma en ella madrugándome
la respuesta del sueño.
Su inquietud de distancias y de insomnios
es la fiebre de ti, lo que me das.
El deseo de ser sin que lo entregues.
Tu verdad esencial y la alegría
donde mi paraíso rinde sus alamedas
y me nombra campana de tu bosque.
Piensa tú en ella como yo en tu alma.
Solamente de amor, sin la figura,
que el amor, nuestro Dios, no tiene forma.
¡Yo soy tu casa y tú la habitas toda!
Oye a las margaritas sollozando
nuestro perdido sitio.
Hugo Salazar Valdés
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