El Laguito, Cartagena
mi bisabuelo Carlos era ferroviario
había llegado de la costa
su hija, mi abuela, se llamaba Marina Altamar,
y había aprendido a reír sobre los Andes
mi padre, su hijo, se fue de casa muy joven y
desde entonces se dejó crecer el bigote sin
darse cuenta que se parecía al abuelo Carlos
una mañana hace treinta y cinco años
el mar le dijo que yo estaba llegando
mi madre embarazada y en bikini
lo esperaba risueña sobre la arena
eso hace tanto tiempo
tanto que hoy
ahora que estás solo, padre
tendrías que tirarte otra vez de espalda contra las olas
los pelícanos más ancianos
los que no se han quedado ciegos
seguro te reconocerían
vamos mañana al amanecer
a correr descalzos sobre la playa
vamos a comprar pescado fresco en las canoas
enséñame de nuevo a limpiar el róbalo
estos días serios como escamas
mírate en el azul que yo te estoy mirando
del que me hablas hoy como si te estuvieras despidiendo
no de mí porque no puedes
yo te llevo altamar en mis agallas
sino de ti mismo y tu bolero
olvida los acordes
deja que el azul tiemple el horizonte
toma tú también la mano de tu padre
y desanda conmigo los pasos del origen
Juan Guillermo Sánchez
Freeway
como
las
últimas
brasas
de
ese
recuerdo
que
fue
incendio
así se alejan sobre la autopista
las
luces
rojas
de
las
tracto
m
u
l
a
s
Juan Guillermo Sánchez
Infinitivo
andar sin yo
sobre la roca muda
andar arteria
andar las dudas
andar sin yo
de tempestad
bebido
¡andar andar
infinitivo!
Juan Guillermo Sánchez
Voces del subsuelo y los yacimientos
There’s a lot of work to do
Flowing from here to you
Trickle, ripple, rumble, roar
I just don’t know if I can do it anymore
“Rivers reach the sea”
Michael D. Blackstock
I
yo soy la memoria
el contenido
el agua desplazada por las islas
yo soy el olvido
el pasajero
las gotas habitantes de cometas
el eco de mi saga baila
en la espuma de los acantilados
el fondo de mi vientre inmóvil
dialoga con la luna
yo soy la marea
la sangre
los ríos que rozan las raíces
yo soy la calma chicha
el círculo
la vuelta al silencio después del huracán
en el último paso del cerro de Katahdin
del sendero que atraviesa los montes Apalaches
cuando ya los maples y los robles no crecen
y las rocas desnudas contemplan el abismo
yo soy la lluvia
la música del aire
el acuífero cantando transparencia
yo soy el riachuelo
el tejido
la puntada que ata el cerro con el mar
II
yo soy la memoria
el vacío
el agua suspendida en los glaciares
yo soy el olvido
el navegante
el espejo de agua que filma el universo
el Mama Vivencio Torres Márquez lo escribió
en su carta de 1968 al ministro Gregorio Hernández de Alba:
“estos picos nevados son como gente igual a nosotros. Ellos se han
internado dentro de la serranía y quedaron rodeando todos los puntos”
yo soy el nervio
Nunjwakala
la lengua del lagarto en el manglar
yo soy la pirámide
el cartílago
los Andes de cabeza en el Caribe
“el Cerrejón solía hablar con la Sierra”
me dijo un abuelo wayuu en Hato Nuevo
era el único que recordaba los jayechis
desde su casa la mina de carbón era un mal sueño
yo soy la sed
la bobina
el rocío de la selva tocando el magma del desierto
yo soy el sorbo
la catarata
el musgo resbaloso creciendo entre los cantos
III
yo soy la memoria
la resistencia
el arrullo bermejo de los ríos arcillosos
yo soy el olvido
la corriente
la bahía Fundy creciendo con la luna
en los bosques nativos que abrazan los riachuelos mikma’k
la compañía Texas Southwestern Energy quería extraer gas shell
pero el Mikma’ki no estaba en venta y Elsipogtog
retumbó en los tambores y los cantos medicina
yo soy el blanco
Wendake
el estruendo de los ojos en el agua helada
yo soy el grito
Montmonrecy
el respiro del agua en la caída
“no fracking way” dice una calcomanía
que me regaló Marilyn en Nuevo Brunswick
desobediencia civil poesía solidaridad en la barricada
Marilyn ya iba por los ochenta y seguía marchando con megáfono
yo soy la tormenta
el huracán
la confluencia del Atlántico norte con el Golfo de México
en las islas
vikingas
sumergidas
yo soy el relámpago
la nube
el fogonazo en los ojos del alce y el venado
IV
yo soy la memoria
la abundancia
el gran árbol del origen protegido por libélulas
yo soy el olvido
el Amazonas
esa ceiba horizontal diseminada
“nosotros somos descendientes del Jaguar, hijos de
Amazanga Runa, hijos del Pueblo del Mediodía”,
eso dijo José Gualinga ante la corte interamericana.
¡Sarayaku le ha ganado el pulso al gobierno de Ecuador!
yo soy el aceite de piedra
el hígado
la sangre subterránea del fósil y la espina
yo soy la semilla
la entraña
los sedimentos del magma en la bolsa de Toronto
yo hablé con Anastasia Candre antes de su muerte
ella estaba en Leticia planeando un viaje a Iquitos
me habló de dos libélulas gigantes
coloridas guardianes de la boa
yo soy el afluente
el brazo
el cinturón de oro de Taraira
yo soy el sueño
el canasto
la galaxia que fue y cuyo eco regresa esta noche de manigua
(continúa…)
Juan Guillermo Sánchez
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