"No sé exactamente cuándo tuvo lugar el desencadenante. No fue un acontecimiento único, sino más bien una transformación gradual. Mientras daba unas clases acerca de las pruebas de la existencia de Dios y reflexionaba sobre el tema, en particular sobre el argumento cosmológico, primero pensé: "Esos argumentos no son buenos"; luego, me dije: "Esos argumentos son un poco mejores de lo que se dice habitualmente"; luego: "Esos argumentos son en verdad muy interesantes". Al final, fue como un golpe en la cabeza: "Pero, diantre, bien mirado, ¡esos argumentos son buenos!". ¡En el verano del 2001, me vi tratando de convencer a mi cuñado, físico, de que el teísmo filosófico tenía fundamentos sólidos!"
Edward Feser
Tomada del libro Dios-la-ciencia-las-pruebas-el-albor-de-una-revolucion de Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies
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