Juan Pardo Vidal

"El humor es un ejercicio de inteligencia, nuestro cerebro se esfuerza en anticipar lo que puede ocurrir a nuestro alrededor, se trata de un comportamiento adaptativo, ése es su trabajo, prever qué demonios va a suceder para que estemos preparados ante cualquier contingencia. Lo que hace el humor es sorprender al cerebro, mentirle y, justo en ese instante, mostrarle que lo ha engañado. A él esto no le molesta, al contrario, se parte de risa, le gustan estos ejercicios, le producen placer. El sentido del humor es el sexto sentido. El humor es un canalla con un puntito tierno, es libre y, lo mejor de todo es que no se puede copiar ni plagiar. Tomar la vida con un poco de sentido del humor es absolutamente imprescindible para descansar y darle vacaciones al racionalismo. A veces me pide el cuerpo tratar temas trascendentes con esa pátina de ironía, y así lo hago. No pretendo ser más interesante por ello, simplemente intento ser honesto al hacerlo, si me apetece ser un poco payaso lo soy, y si me pone ser sesudo y triste, pues me pongo profundo, intento que no haya mucha impostura en el tono de mi obra. Lo que pasa es que los grandes temas son siempre los mismos, los trates con humor o no. Es más, sospecho que, de una u otra forma, siempre estamos hablando de la soledad. De ella hablamos cuando hablamos del paso del tiempo, de la muerte, o de la infancia. El humor te permite digerir o pasar el mal trago que supone reflexionar sobre nuestra propia condición y sobre lo solos que podemos estar rodeados de tanta gente. Sin el humor la vida y la literatura serían un poco más insoportables. Vale, Inma, sí, lo reconozco, me sirvo del humor para suavizar las cosas que me duelen, soy un poco tramposo. Dicho queda."

Juan Pardo Vidal



"Es evidente que hay muchas diferencias a la hora de escribir poesía, cuento o novela, no sólo en la concepción de la obra, sino también en el ritmo de la sintaxis, en el tono o en las herramientas... Pero la diferencia sustancial que yo encuentro, la que más me llama la atención cuando escribo uno u otro género es la falta de control que tengo sobre la poesía y el cuento, son lábiles, resbaladizos, inaprensibles. La madre que los parió. Sobre todo en su generación; después, cuando el texto avanza, tomo un poco más el control. He de reconocer que yo puedo decidir escribir una novela, pero nunca he sabido cuándo iba a comenzar a escribir un poema o un cuento. Con ellos me siento más un médium que un escritor. Algo que, ya te digo, no me pasa con la novela. La novela es más domesticable, es un animal literario más dócil, una maquinaria que yo decido construir y que va creciendo a mi antojo. Es cierto que el perfil psicológico de los personajes de la novela me hace ir por derroteros que no había previsto, pero siempre dentro de cierto control."

Juan Pardo Vidal











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