Louise Glück Averno



LAS MIGRACIONES NOCTURNAS
 
ESTE es el momento en que de nuevo ves
las bayas rojas de la ceniza del monte
y en el cielo oscuro
las migraciones nocturnas de los pájaros.
 
Me entristece pensar
que los muertos no van a verlas:
esas cosas de las que dependemos
desaparecen.
 
¿Qué hará entonces el alma para consolarse?
Me digo que quizá no necesite
ya esos placeres;
quizá sencillamente no ser baste
por duro que resulte imaginarlo.
 
Louise Glück
Averno
 
 

OCTUBRE
 
2.
 
Verano tras el fin del verano,
bálsamo tras la violencia:
no me hace bien
que se me trate bien ahora;
la violencia me transformó.
 
El alba. Las colinas resplandecen,
ocre y fuego, hasta el campo resplandece.
Sé lo que veo: un sol que podría
ser el sol de agosto y que devuelve
todo lo que ha sido arrebatado.
 
¿Oyes esta voz? Es la voz de mi mente.
No puedes tocar mi cuerpo ahora.
Se transformó una vez, se endureció,
no le pidas que vuelva a responder.
 
Un día como un día de verano.
Una calma extraordinaria. Las largas sombras de los arces
casi color malva en la grava del camino.
Y por la tarde calor. La noche como noche de verano.
 
No me hace bien. La violencia me ha transformado.
Mi cuerpo se ha enfriado como los campos desnudos.
Ahora sólo está mi mente, cauta y precavida,
sintiendo que la están poniendo a prueba.
 
El sol vuelve a salir, como en verano,
generoso, bálsamo tras la violencia.
Bálsamo tras la mudanza de las hojas, tras la siega
y el arado.
 
Dime que esto es el futuro,
no te creeré.
Dime que estoy viva,
no te creeré.
 
 
5.
 
Es cierto que falta belleza en el mundo.
Es cierto también que no soy la indicada para restituirla.
Tampoco hay candor, pero ahí puedo ser útil.
 
Estoy
trabajando, aunque me calle.
 
La insulsa
miseria del mundo
nos atenaza, un callejón
 
con hileras de árboles; somos
 
compañeros aquí, sin hablar,
cada uno con sus pensamientos
 
tras los árboles, las puertas
de hierro de las casas,
las persianas cerradas
 
en cuarto de algún modo vacíos, abandonados,
 
como si fuera el deber
del artista crear
esperanza, pero ¿a partir de qué? ¿de qué?
 
La palabra misma
es falsa, un instrumento que refuta
la percepción. En el cruce,
 
los adornos luminosos de las fiestas.
 
Fui joven aquí. Montaba
en el metro con mi librito
como para protegerme
 
de este mismo mundo:
 
no estás sola
decía el poema
en el túnel oscuro.
 
Louise Glück
Averno
 
 
Entre ella y el sol algo ha terminado.
 
Louise Glück
Averno
 
 
PERSÉFONE LA ERRANTE
 
EN la primera versión, Perséfone
le es arrebatada a su madre
y la diosa de la tierra
castiga a la tierra; esto está
en consonancia con lo que se sabe del comportamiento humano:
que los humanos se sienten profundamente satisfechos
al hacer daño, en especial
daño involuntario:
se podría llamar a esto
creación negativa.
La estancia inicial de Perséfone
en el infierno aún provoca fuertes discusiones
entre eruditos que debaten
qué sentía la doncella:
si colaboró en su secuestro
o si fue drogada y violada contra su voluntad,
como tan a menudo les ocurre a las chicas de hoy.
Como es bien sabido, el regreso de lo amado
no compensa
la pérdida de lo amado: Perséfone
vuelve al hogar
con manchas de zumo rojo
igual que un personaje de Hawthorne.
No estoy segura de si
aceptaré ese término: ¿es la tierra
el «hogar» de Perséfone? ¿Es razonable pensar que se siente
como en casa en el lecho del dios? ¿No está
su casa en ningún sitio? ¿Es
una errante nata, es decir,
una réplica
existencial de su madre, sólo que menos
paralizada por la idea de causalidad?
Te puedes permitir que no
te guste nadie, sabes. Los personajes
no son gente.
Son aspectos de un dilema o de un conflicto.
Tres partes, tres divisiones, como en el alma,
yo, superyó; ello; del mismo modo
los tres niveles del mundo conocido
son como un diagrama que separa
el cielo de la tierra del infierno.
Debes preguntarte:
¿dónde nieva?
Blanco de olvido,
de profanación.
Nieva en la tierra; el viento frío dice
Perséfone practica sexo en el infierno.
Al contrario que nosotros, no sabe
qué es el invierno, sólo que es ella
quien lo causa.
Está acostada en la cama de Hades.
¿Qué le pasa por la mente?
¿Tiene miedo? ¿Es que algo
ha aniquilado la idea
de mente?
Ella sabe bien que la tierra
la gobiernan las madres, de eso
no hay duda. Sabe también
que ella no es ahora lo que se dice
una niña. Por lo que respecta
al encarcelamiento, ella cree
que ser hija y estar presa son lo mismo.
En las terribles reuniones que le esperan
empleará el resto de su vida.
Cuando el ansia de expiación
es crónica, salvaje, no eliges
tu modo de vida. No vives;
no se te permite morir.
Oscilas entre la tierra y la muerte
que parecen, al final,
extrañamente semejantes. Los eruditos nos dicen
que no tiene sentido saber lo que quieres
cuando las fuerzas que luchan por adueñarse de ti
te pueden matar.
Blanco de olvido
blanco de salvación.
Dicen
que el alma humana está escindida,
que no se hizo para pertenecer
a la vida del todo. La tierra
nos pide que neguemos la escisión, y oculta
bajo este ruego una amenaza
tal como hemos visto
en la historia de Perséfone
que debe ser leída
como una discusión entre madre y amante.
La hija sólo es carne.
Cuando la muerte la aborda, ella no ha visto aún
el prado sin margaritas.
De pronto ya no está
cantando sus canciones de doncella
sobre lo fecunda
y hermosa que es su madre. Allí donde está
la escisión está la rotura.
Canción de la tierra,
visión mítica de la vida eterna.
Alma mía,
abrumada por el esfuerzo
de querer ser parte de la tierra,
¿qué harás
cuando te llegue tu turno en el campo con el dios?
 
Louise Glück
Averno
 
 
PRISMA
 
1.
 
¿QUIÉN puede decir lo que es el mundo? El mundo
fluye, por tanto
es ilegible, los vientos cambian,
las grandes placas cambian y se mueven sin ser vistas.
 
20.
 
Una noche de verano. Ruido de tormenta de verano.
Las grandes placas cambian y se mueven sin ser vistas.
Y en la habitación oscura los amantes duermen abrazados.
Somos, cada uno de nosotros, el primero que despierta,
el primero que se mueve y que ve allí, en la primera luz del alba,
al extraño.
 
Louise Glück
Averno
 
 
LAGO EN EL CRÁTER
 
ENTRE el bien y el mal hubo una guerra.
Decidimos que el cuerpo fuese el bien.
 
Eso hizo que el mal fuese la muerte,
que el alma se volviera
completamente en contra de la muerte.
 
Como un soldado que desea
servir a un gran señor, el alma
desea cerrar filas con el cuerpo.
 
Se puso en contra de la oscuridad,
en contra de las formas de la muerte
que reconocía.
 
De dónde viene la voz
que dice: y si la guerra
fuese el mal, que dice
 
y si fuese el cuerpo el que nos hizo esto
nos hizo tener miedo del amor.
 
Louise Glück
Averno
 
 
ECOS
1
UNA vez imaginé mi alma
y fui capaz de imaginar mi muerte.
Cuando imaginaba mi muerte
moría mi alma. Esto
lo recuerdo con claridad.
 
Mi cuerpo persistía.
No prosperaba, pero persistía.
La razón no la sé.
 
Cuando aún era niña,
mis padres se mudaron a un pequeño
valle, rodeado de montañas
en lo que se llamaba región de los lagos.
 
Desde el jardín de la cocina
se veían las cumbres
cubiertas de nieve hasta en verano.
Recuerdo un tipo de paz
que no volví a conocer nunca.
 
Más tarde me atreví
a convertirme en artista
para dar voz a esas impresiones.
 
3
 
El resto ya te lo he contado.
Unos pocos años de fluidez
seguidos de un silencio largo, como el silencio en el valle
antes que las montañas te devolviesen
tu propia voz transformada en la voz de la naturaleza.
 
Ahora ese silencio me hace compañía.
Pregunto: ¿de qué murió mi alma?
y el silencio responde
 
si tu alma murió ¿de quién
es la vida que vives y cuándo
te volviste esa persona?
 
Louise Glück
Averno
 
 
 
En lo oscuro, mi alma dijo
soy tu alma.
 
Nadie puede verme; sólo tú.
Sólo tú puedes verme.
 
Louise Glück
Averno
 
 
LA ESTRELLA VESPERTINA
POR primera vez en muchos años, esta noche
apareció ante mí
una visión del esplendor de la tierra:
 
en el cielo vespertino
la primera estrella
se hacía más y más brillante
a medida que la tierra se iba oscureciendo
 
hasta que ya no pudo oscurecerse más.
Y la luz, que era la luz de la muerte,
parecía devolver a la tierra
 
su poder de consolar. No
había más astros. Sólo ese
cuyo nombre yo sabía
 
porque en mi vida anterior
lo herí: Venus,
la estrella más temprana de la noche,
 
te dedico
mi visión, ya que en esta vacía superficie
 
has arrojado suficiente luz
para hacer mi pensamiento
visible otra vez.
 
Louise Glück
Averno
 
 
Toda tu vida aguardas el instante propicio.
Luego el instante propicio se revela
como una acción emprendida.
 
Louise Glück
Averno
 
 
FRAGMENTO ARCAICO
 
TRATABA de amar la materia.
Tracé en el espejo unos signos:
No puedes odiar la materia y amar la forma.
 
Era un día hermoso, aunque algo frío.
Me pareció extravagante la emotividad del gesto.
 
…………tu poema:
lo intentó, pero no pudo.
 
Tracé sobre los signos otros nuevos:
Llora, gime, desgárrate, entrega tus vestiduras.
 
Lista de cosas que hay que amar:
barro, conchas, comida, pelo humano.
…………dijo
 
un exceso sin gusto. Por tanto yo
rompo los signos.
 
AYAYAYAI gritó
el espejo desnudo.
 
Louise Glück
Averno
 
 
ROTONDA AZUL
 
ESTOY cansada de tener manos
dijo ella
quiero alas.
 
Pero sin manos ¿qué harás
para ser humana?
 
Me cansa lo humano
dijo ella
quiero vivir en el sol.
 
Louise Glück
Averno
 
 
AVERNO
 
1.
 
TE mueres cuando tu espíritu muere.
De cualquier otro caso sigues vivo.
Puede que no hagas gran cosa, pero sigues…
No tienes elección.
Cuando se lo cuento a mis hijos
no me hacen caso.
Piensan: los viejos
siempre con lo mismo:
hablan sobre lo que no ve nadie
para disimular que pierden neuronas.
Se hacen guiños:
mira la vieja, se pone a hablar sobre el espíritu
porque ya no se acuerda de cómo decir silla.
Estar solo es terrible.
No quiero decir vivir solo,
sino estar solo: donde no te oye nadie.
Recuerdo cómo se dice silla, digo,
lo que pasa es que ya no me interesa.
Me despierto pensando
debes prepararte.
Muy pronto se rendirá el espíritu
y ni todas las sillas del mundo podrán sostenerte.
Sé lo que dicen cuando salgo del cuarto,
que debería hacérmelo mirar, que debería tomarme
una de esas píldoras nuevas para la depresión.
Puedo oírlos cuchichear, mientras hacen planes para repartir gastos.
Y quisiera gritar
vivís todos en un sueño.
Bastante malo es ya, piensan, ver cómo voy cayéndome a pedazos,
bastante malo sin las charlas que soportan estos días,
como si yo tuviese los derechos de esta nueva información.
Bien, también ellos los tienen.
Viven todos en un sueño y yo me preparo
para ser un fantasma. Quisiera gritar
la niebla se ha despejado.
Es como una nueva vida:
las conclusiones no te importan.
Sabes cuáles son.
Piénsalo: sesenta años sentándote en sillas y ahora el espíritu mortal
buscando sin temor, así, abiertamente…
levantar el velo,
mirar aquello de lo que te despides.
 
Louise Glück
Averno
 
 
Estar solo es terrible.
No quiero decir vivir solo,
sino estar solo: donde no te oye nadie.
 
Louise Glück
Averno
 
 
AUGURIOS
 
CABALGUÉ para encontrarte: sueños
como seres vivos pululaban a mi alrededor
y la luna, a mi derecha,
en llamas, me seguía.
 
Cabalgué de regreso: todo había cambiado.
Mi alma enamorada estaba triste
y la luna, a mi izquierda,
seguía, sin esperanza, mi rastro.
 
A esas impresiones perennes
nosotros los poetas nos damos por completo,
transformando, en silencio, cada hecho casual en un augurio
hasta que el mundo refleja necesidades del alma más profundas.
 
Louise Glück
Averno
 
 
TELESCOPIO
 
HAY un momento después de apartar los ojos
en el que olvidas dónde estás
porque vivías, según parece,
en otra parte, en el silencio del cielo nocturno.
 
Has dejado de estar aquí en la tierra.
Estás en otro lugar
donde la vida humana carece de sentido.
 
No eres una criatura en un cuerpo.
Existes como existen las estrellas,
participas de su quietud, su inmensidad.
 
Luego vuelves a estar en el mundo.
De noche, en una fría colina,
desmontando el telescopio.
 
Te das cuenta después:
lo falso no es la imagen
sino la relación.
 
Vuelves a ver qué lejos está
cada cosa de las otras.
 
Louise Glück
Averno
 
 

ZORZAL
 
LA nieve empezó a caer sobre la superficie del mundo entero.
Eso no puede ser verdad y sin embargo parecía verdad:
caía más y más espesa cuanto abarcaba mi vista.
Con el hielo se volvían frágiles los pinos.
 
Este es lugar del que te hablé,
al que solía venir de noche para ver al mirlo de alas rojas
que aquí llamamos zorzal:
rojo parpadeo de la vida que se esfuma…
 
Salvo para mí: creo que la culpa que siento significa
que no he vivido como debía.
 
Alguien como yo no tiene escapatoria. Piensas que has dormido un poco
y desciendes al terror de la siguiente vida
excepto
 
que el alma tiene otra forma
más o menos consciente que la anterior
más o menos codiciosa.
 
Quizá tras muchas vidas algo cambie.
Creo que al final
uno logra ver qué quiere.
 
Louise Glück
Averno
 
 
 


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