APRENDÍ DE LAS VÍRGENES
que las lágrimas pueden elegir un rostro
y habitarlo como gotas de cera.
No recuerdo la piel sin mácula.
La comisura de los labios, que fue dulce
cereza del huerto, es desde hace mucho
salada humedad. Ocupo mi peana y
como los santos dejo la mirada extática.
Mirada, y lágrimas, y manos
sedientas, exvotos de materia estremecida
bajo el barniz polícromo de la madera.
Mª Carmen Ruiz Guerrero
COLGAMOS CABEZA ABAJO, EN HILERA,
como seres filiformes. ¿Quiénes somos?
A veces se escucha un grito sordo
o un lamento prolongado cuyo eco se pierde
sin respuesta. ¿Por qué es este el lugar?
Alargamos los brazos, los dedos,
la súplica. Los cuerpos se mecen
al igual que las algas agitadas
por la corriente, ancladas al fondo.
Llegará el remolino que nos arranque,
ha de llegar. Cesará el gemido.
Mª Carmen Ruiz Guerrero
"Creo que llego al ateísmo por rabia al principio, por la instrumentalización del miedo y del dolor que veo en las religiones tantas veces, y por convicción absoluta después."
Mª Carmen Ruiz Guerrero
EMBADURNARME
con el barro frío de la tierra
recién llovida.
La cara,
el cuello,
el pecho,
el vientre.
Mis manos y el barro.
Dejarme secar tumbada
al sol sobre las hojas húmedas.
Tirante hasta ser piedra
como la piedra. Hasta ser ojos.
Ser horizonte inmóvil.
Mª Carmen Ruiz Guerrero
EN EL CABELLO SUELTO DE LAS ANCIANAS
se despliegan aquellas sábanas blancas
tendidas al amor de la brisa, la mirada
soñadora de las muchachas que fueron.
Mis bisabuelas, las tres a las que conocí,
con sus moños que las ataban a lo cotidiano,
a los quehaceres y los hijos, a la casa,
cada noche se quitaban las horquillas
y la melena larga del color de la inocencia
hacía brillar sus ojos
y abrirse los míos de nieta testigo
ante la luz que desprendía el instante.
He dejado que me crezca el pelo,
como de niña; ya las canas van ocupando
el lugar que les corresponde. Enrosco
el moño de mis bisabuelas sobre la cabeza
y observo la imagen. ¿Pareceré yo tan libre
al dejarlo caer?
Mª Carmen Ruiz Guerrero
"La metáfora del pozo me ha interesado siempre. Es una fuente de vida y un elemento mágico en muchos imaginarios, pero no puedes fiarte de poder salir. En el centro del patio del colegio “de los pequeños”, en El Esparragal, teníamos un pozo. Mi recuerdo, que no sé si es imaginación, lo pinta de verde. Atraía poderosamente nuestra atención, porque además no estaba permitido acercarse. ¿Viviría dentro el demonio? —nos lo preguntábamos constantemente—. Luego me fui dando cuenta de que allí pueden esconderse sentidos que no encontramos fuera. La verdad no está siempre en lo que vemos, la mirada hacia lo oculto es necesaria. El poema por el que me preguntabas antes parte de un punto de vista parecido. La complejidad de la realidad no la vemos cuando no miramos bien, y aquí la he representado en esa verticalidad-profundidad, que de todas formas no es un camino de un solo sentido; en muchos poemas hay referencias también a la horizontalidad. Y si te das cuenta, en ningún momento se sale completamente del pozo. No hay un salto al exterior.
Además, después del desorden de Sólo esto, quería hacer un esfuerzo por reordenarme, una especie de desafío poético."
Mª Carmen Ruiz Guerrero o Mari Carmen Ruiz Guerrero
"Parece que rezo, pero no tengo Dios."
Mª Carmen Ruiz Guerrero
¿QUÉ PASA SI PASO LA LENGUA
por las palabras? ¿Sabré más
del color? ¿Tendrán la tonalidad
que me dice esta, esta, quédate
con esta? ¿Y qué pasa
si las guardo un rato
dentro de la boca, si las dejo
quietas un instante, mojadas, o las hago
rodar? ¿De repente sentiré
el amargo, el áspero, el dulce
de la verdad que guardan?
Llegan y quiero lamerlas;
las palabras como piedras,
como hojas, como gusanos.
Mª Carmen Ruiz Guerrero
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