Agustín Bermúdez de Escobedo

Soneto

   Fatigado Javier, más no rendido,
no tributo, sí paga, ofrece al sueño,
cuando (porque hizo espaldas el beleño)
traidor afecto, le asaltó atrevido.

   Quiere crecer el fuego introducido,
en fe de que Javier de sí no es dueño,
pero (mal confiado en el empeño)
halló con centinelas el sentido.

   La sangre (que por suya leal se mira)
fe desprende, al sentir ardor extraño,
por anegarle, cuando así se inflama.

   En tres, una victoria nos admira,
pues a triunfar Javier llegó (sin daño)
de sí mismo, del sueño, y de la llama.

Agustín Bermúdez de Escobedo

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