A Lope Félix de Vega Carpio
Si a la boca del tiempo, que devora
duros bronces y mármoles, la fama
robó su nombre, y con ilustre llama
renace cada día con la Aurora:
¿Qué importa que la envidia finja ahora
niebla, o Lope, a tu gloria, que derrama
Océanos de luz, donde se inflama,
y espléndida por ti, más se decora?
Vence escribiendo, mírate a ti mismo,
pues no has dejado a quien; que a la serena
virtud la detracción en vano ofende.
¿Mas cómo ya te ofenderá su abismo,
si como a sí la envidia se condena,
la verdad a sí propia se defiende?
Baltasar Eliseo de Medinilla
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