David

¿Quién eres ¡oh Mujer! que aunque rendida
al parecer, al parecer postrada,
no estás, sino en los cielos ensalzada,
no estás, sino en la tierra preferida?

   Pero ¿qué mucho, si de sol vestida,
qué mucho, si de estrellas coronada,
vienes de tantas luces ilustrada,
vienes de tantos rayos guarnecida?

   Cielo y tierra parece, que a primores
se compitieron con igual desvelo,
mezcladas sus estrellas y sus flores,

   para que en Vos tuviesen tierra y Cielo,
con no sé qué lejanos esplendores,
la Flor del Sol, plantada en el Carmelo.

David
España. Siglo XVII

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