Al sepulcro de Juan Pérez de Montalbán
   Esta pompa fatal, ¡o Peregrino!		
corona es temporal del nacimiento,		
que en las sienes del tiempo al llamamiento		
los triunfos de la vida le previno.		
   Esta ya entre sus páramos, el lino.
rasga de una mortaja, y ceniciento		
del Cadáver que incluye, es monumento,		
y hado al fin es vulgar, común destino:		
   Yace en ella, no yace, que en desvelo		
de perpetuos aplausos está vivo,
Montano, feliz siempre en la memoria.		
   Montano, que en la Tierra, y en el Cielo,		
humilde en ella, cuanto en él altivo,		
dignamente le ilustra eterna Gloria.
Francisco García de Arroyo
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