A San Isidro
   Los campos de Madrid, Isidro santo,		
fértiles brotan olorosas flores,		
después que los cultivan labradores		
duchos del paraíso sacrosanto.		
   En ello se oye sonoroso canto,
que arando entonan hechos ruiseñores,		
cuando subís la voz diciendo amores		
al que Anfión movéis divino canto.		
   No es mucho el campo opimo se anticipe		
a cuantos dora el sol con limpios rayos,	
y Flora rinde pródigo tributo.		
   Si da el cielo cultores, y Felipe		
un santo que nos pecha en ricos Mayos,		
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.
Fray Juan de Toledo
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