A la muerte de Lope de Vega
(Aludiendo a un eclipse de luna que hubo la noche en que murió)
   Llegó ya a las montañas de Apenino,		
llegó a la Libia ardiente y Seythia helada		
la fama por justicia acreditada		
de este varón de tanto laurel digno.		
   Y así del más remoto al más vecino
con himnos de dolor será llorada,		
su falta, y la memoria venerada		
del que en el velo humano fue divino.		
   Hasta en el campo de zafir hermoso		
la noche, que dio término a su vida,
mostraron sus lumbreras sentimiento.		
   Y con afecto triste y amoroso,		
cuando Delio llegó a su luz cumplida,		
le formó en sombras sacro monumento.
Jacinta Baca
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