Soneto
   Ya me canso, señora, de cansarte,		
y así procuraré seguir tu gusto;		
pues lo requiere la razón, y es justo		
que nadie persevere en enfadarte.		
   No quiero algunas cosas acordarte,
que son en mi provecho y tu disgusto;		
porque dirás que es caso muy injusto		
querer por tal camino granjearte.		
   Al fin, señora, porque no te asombre		
mi vista ni te cause algún despecho,
te juro de dejar la patria y nombre,		
   pues bañando con lágrimas el pecho,		
borrare, por ser tuyo, aquel renombre,		
quedando con tu gusto satisfecho.
Miguel Beneyto
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