Antonio de Silva

A San Isidro

   Los campos de Madrid, Isidro santo,
no cura de surcar con el arado,
que este oficio a los Ángeles ha dado,
porque él con ruegos los cultive en tanto.

   El exceso de amor en Dios es tanto,
que con él su atributo a conmutado,
pues si de arar el cielo hace cuidado,
Isidro es cielo en fecundar con llanto.

   Pues estos campos para más consuelo
orando riega Isidro, Dios los ara,
dejad, valle de lágrimas, el luto.

   Que exhaló Dios las suyas hasta el cielo,
y allá de los trabajos nos prepara,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.

Antonio de Silva




Respuesta del galán a la dama

   Es tal tu gracia, y aunque yo al probarla
di gloria a cuantos tratan de verterla,
y tu rostro es un pez llamado merla,
que nace en la laguna que hay en Parla.

   Tus ojos son de aguja, que al pasarla,
se pica cualquier sastre por meterla,
pues lo que es tu nariz, si fuera perla,
no tuviera oro Ofir para pagarla.

   Cierta bola interior tu boca verla,
tu barba a tener barbas fuera borla
al pendón de una cara que almas turba.

   A toda tu beldad tu boca merla,
y ves aquí tu rostro, aunque sin orla,
en parla, perla, borla, merla, y burla.

Antonio de Silva




Soneto de disparates manejando una mujer a un hombre

   Para pintarte, empiezo por la boca,
que es como de costal, más no tan seca;
porque de aficionada, y no a manteca
trae siempre tanto moño, que me coca.

   Tus vigores, y lados son de estopa,
a quien tu espalda le sirvió de rueca,
en tu pie miro el zacarrón de Meca,
y en tu nariz el Albañil de Moca.

   Toda tu habilidad es mala cuca,
contigo la limpieza se salpica,
el talle es de babieca, el juicio de acá.

   Es el pesebre quien te da en la nuca,
y este retrato mi pincel te aplica
en rueca, boca, Meca, cuca, y caca.

Antonio de Silva
















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