Francisco de Satas

A la rosa

   Estas exhalaciones peregrinas,
que en ámbar embriagan la mañana,
más que de la pureza de su grana,
son efecto esencial de sus espinas.

   O Rosa, noblemente determinas
el valor de las penas, pues lozana,
y fraganciosa majestad humana,
crédito las adquieres de divina.

   No quiso la sagaz Naturaleza,
que luciese tu honor, sin tus cuidados,
y tu benignidad, sin su aspereza.

   O voz triste legión de desdichados,
venerad la paciencia en su belleza,
cogedla heridos, gozaréis premiados.

Francisco de Satas

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