Soneto
Si se oscurece el mundo con la ausencia
del padre de la luz, del sol hermoso,
yo luego con semblante luminoso
sustituyo benigna su presencia.
Cuando con melancólica influencia
tiende la noche el manto pavoroso,
mi hermosísima luz del tenebroso
horror, que infunde, burla la inclemencia.
Alza al cielo los ojos, y al mirarme,
te llenarás de gozo y de alegría,
sin dejar un momento de admirarme.
¡Oh Luna! Dime ¿quién tanta hidalguía
pudo a ti concederte, y en ti darme?
El ser símbolo expreso de María.
Lorenzo Ortiz de Bujedo
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