A don Diego de Mendoza
   Al tronco ilustre de donde ha salido		
vuelves el bello fruto de una rama,		
dándole eterno nombre y nueva fama		
por tronco, rama y fruto merecido.		
   Digno lauro en el mundo has adquirido
y justamente con amor te llama		
cuidadosa Amaltea, que derrama		
las flores que del tiempo ha recogido.		
   ¿Quién al gran Alejandro retratara		
sino el famoso Apeles, ni le hubiera
otro que a su primor le aventajara?		
   ¿Quién lo que emprendes intentar pudiera		
ni al insigne don Diego nos cantara,		
único cisne, si cual tú no fuera?
Mariana de Vargas y Valderrama
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