A un suicida
Aun recuerdo tu cráneo destrozado
manando sangre por la abierta herida;
aun recuerdo tu mano de suicida
oprimiendo el revolver descargado.
El cristal de tus ojos vidriado
lanzaba su postrera despedida,
y tu exánime cuerpo, ya sin vida,
rodaba por el suelo ensangrentado.
Sobre el negro pupitre de tu mesa
una carta sombría se ostentaba;
era el adiós potrero a tu Teresa.
Y al pie de tu sepulcro, yo recuerdo,
que esa mujer riendo murmuraba:
«Si alguna lo he visto, no me acuerdo.»
Arturo Gazul
No hay comentarios:
Publicar un comentario