Soneto
   Olvidarte... jamás; si tú imprudente		
despreciaste mi amor, yo te perdono;		
gigante lucho con el rudo encono		
con que haces mofa de mi amor creciente.		
   Hoy que ya mi dolor marca en la frente
las huellas de tu mísero abandono,		
en mi pecho por ti levanto un trono		
más puro que la luz del sol naciente.		
   No te puedo olvidar; y si mañana		
implacable la muerte me arrancase
del pecho esta pasión que crece pura,		
   quisiera que una flor, cual tú galana		
y puesta por tus manos adornase		
la piedra de mi humilde sepultura.
Emilio López Domínguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario