Felipe Pérez y González

Cristianos al uso

   -Yo soy cristiano... -Y ¿ama la pobreza?
-Tonto es quien la riqueza no prefiere.
Yo soy cristiano... -¿A su enemigo quiere?
-Dar, como prueba, un palo en la cabeza.

   Yo soy cristiano... -¿Y por las calles reza?
-El que lo ve mi santidad infiere.
Yo soy cristiano... -Y ¿odia, injuria, hiere?...
-Si es por mi bien, no hacerlo es gran simpleza.

   Yo soy cristiano... -Entiendo; es caso llano.
Tal nombre es para muchos, por lo visto,
muestra de mercader o apodo vano.

   -Yo soy cristiano... En preguntar no insisto.
Es la moda del día: ser cristiano,
despreciando las máximas de Cristo.

Felipe Pérez y González



El último soneto

   Aunque, en verdad, no me mandó Violante
durante un año hacer diario soneto,
metíme por antojo en ese aprieto,
que en más de un caso me pesó bastante.

   Cuando marzo acabó, dije: «¡Adelante!
pues ya el primer trimestre está completo»
y en julio respiré menos inquieto,
viéndome a la mitad semitriunfante.

   En octubre encontréme más seguro,
juzgando mi labor casi vencida,
y hoy, en diciembre, salgo de este apuro.

   Colmé de los sonetos la medida,
y aunque Violante se empeñara, juro
que no haré más sonetos en mi vida.

Felipe Pérez y González



Epitafio

   «El día catorce de este mes corriente
del año del Señor mil ochocientos
diez y nueve, con grandes sentimientos
de la española y extranjera gente,

   murió el señor don Diego de repente,
sin siquiera llevar los Sacramentos,
de lo que todos quedan descontentos,
como puedes creer, lector doliente.

   Malucho andaba ya; pero no tanto
que no blandiere el gran Cristobalino,
y no hechizase su apolíneo canto;

   murió a manos de duendes: peregrino,
si algo alcanzas en versos, rompe en llanto,
tributo al sabio numen rabadino».

Felipe Pérez y González



Soneto

   Ponte, María, el gorro... ¡Oh Dios qué encanto!
Ahora ponte el sombrero...¡Ah, qué bonita!
Ponte el pañuelo... A ver... ¡Se necesita
para no pervertirse ser un santo!

   Ponte ahora la mantilla... No me aguanto
si así te miro mucho... ¡Quita! ¡Quita!
Pues ahora ponte el velo, Mariquita...
Pues ahora, Mariquita, ponte el manto...

   Cabeza de mujer joven y hermosa,
no es preciso adornarla por sistema,
porque siempre está bien, con una rosa,

   con mantilla, con gorro o con diadema.
Arreglarla por fuera es fácil cosa...
Arreglarla por dentro... ¡Ecco il problema!

Felipe Pérez y González



Soneto

   Pretendí de la patria ser «papá»
y mi constancia, al fin, lo consiguió:
cuanto he gastado y he sufrido yo
lo olvido al verme diputado ya.

   Con el acta querida llegué acá
y un susto cruel la comisión me dio;
la declararon grave y dije: ¡Oh!
mas la aprobaron luego y dije: ¡Ah!

   Cierto es que mi fortuna malgasté,
que disgustos y pérdidas sufrí,
que desaires y befas soporté;

   pero, al cabo, mi anhelo conseguí
y cien veces impreso encontraré:
Don Inocencio Badulaque: SÍ

Felipe Pérez y González


















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