Los ojos de mi amada...
   Los ojos de mi amada hablan de amor		
y ennoblecen a todo lo que mira;		
todo el que pasa vuélvese y la admira,		
y su saludo da un dulce temblor.		
   Se humilla la mirada y la color,
y al ver su pequeñez uno suspira;		
ante ella huye el desdén y huya la ira;		
ayudadme, doncellas, en su honor.		
   Nace, oyéndola hablar del corazón		
una humilde dulzura deliciosa,
y es feliz quien la logra contemplar.		
   No se puede decir ni imaginar		
cuán dulce es sonriendo su expresión.		
¡Tanto es su gentileza milagrosa!
Fernando Maristany
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