La pintura
   Habló el Señor, y el tenebroso Oriente		
rasgó triunfal la prística alborada.		
La tierra, como virgen desposada,		
con cendales de luz cubrió su frente.		
   Al bañar a los seres el torrente
de resplandores que surgió en la nada,		
tendió en ellos la faja desgarrada		
del Iris policromo y esplendente.		
   Cual divino pincel la luz inquieta		
trazó el cuadro sublime de la vida
en la inmensa extensión de la Natura;		
   y, al intentar copiarlo, de un poeta		
el alma impresionada, conmovida,		
creó el Arte celestial de la Pintura.
Joaquín Peralta y Valdivia
No hay comentarios:
Publicar un comentario