Beethoven
   Me estremece Beethoven por su excelsa grandeza		
que hace acudir al alma la intensa sensación		
de un agreste paisaje de la Naturaleza,		
hundida en el estruendo de un trágico ciclón.		
   Es dulce en sus ternuras y fuerte en sus anhelos,
a un tiempo mansa brisa y ruda tempestad.		
Sabe cantar la tierra desde los altos cielos		
y ser en un acorde negrura y claridad.		
   Murió el divino sordo y cerrado está el piano		
llorando la nostalgia de su nerviosa mano
herida por el golpe de un constante sufrir.		
   Pero late su espíritu flotando en el vacío		
y al sentirlo tan cerca se estremece de frío		
nuestro cuerpo que sabe que se habrá de morir.
Manuel Fernández Lasso de la Vega
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