Al redentor cautivo
Desde el Cielo, Cautivo del Amor,
el esclavo a salvar, vienes aquí;
y te prendieron en Gethsemaní
los mismos de quien eras Salvador.
Cautiverio, mi Bien, sufre mayor
en el Sagrario, ¡por unirte a mí!...
Y en Mármora, el tirano marroquí,
fue luego de tu imagen opresor.
¡Oh divino Jesús, mi Amante fiel!
¡Qué me ganaste en la Cautividad
corona inmarcesible de laurel!
Pues Camino eres Tú, Vida y Verdad,
Porque el alma sea flor de tu vergel
¡Perdónala Señor!... ¡piedad! ¡piedad!.
M. B. Tixe
Publicó este soneto en La Revista Católica de Sevilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario