Diego Saavedra

 A una fuente

Risa del monte, de las aves lira,
pompa del prado, espejo de la aurora,
alma de Abril, espíritu de Flora,
por quien la rosa y el jazmín respira;

aunque tu curso en cuantos pasos gira
anta jurisdicción argenta y dora,
tu claro proceder más me enamora
que lo que en ti naturaleza admira.

¡Cuán sin engaños tus entrañas puras
dejan por transparente vidriera
las guijuelas al  número patentes!

¡Cuán sin malicia cándida murmuras!
¡Oh sencillez de aquella edad primera!
Huyes del hombre y vives en las fuentes.

Diego Saavedra



LUDIBRIA MORTIS

Este mortal despojo, oh caminante,
triste horror de la muerte, en quien la araña
hilos anuda y la inocencia engaña,
que a romper lo sutil no fue bastante,
coronado se vio, se vio triunfante
con los trofeos de una y otra hazaña;
favor su risa fue, terror su saña,
atento el orbe a su real semblante.
Donde antes la soberbia, dando leyes,
a la paz y a la guerra presidía,
se prenden hoy los viles animales.
¿Qué os arrogáis, ¡oh príncipes!, ¡oh reyes!;
si en los ultrajes de la muerte fría
comunes sois con los demás mortales?

Diego Saavedra











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