Evelyn de Lezcano

Mar de cerca

Sobre las olas hay hombres
de autopistas negras.
Hombres que rompen, diente a diente,
las distancias que el océano impone.
Cerca está el mar
verde, azul, esmeralda,
caricia fresca de océanos de escarcha.
Con una copa alzada hacia el sol,
ese mar, edredón de sueños,
arrulla en la arena tibia,
almas con resaca de mar ebrio,
las hambrientas almas  de sal y encuentros.

Evelyn de Lezcano




Mater amantísima

Cogiste el cordón que me unía a ti y
suavemente, con una ternura infinita,
lo hundiste en mi centro.
Todo el alimento humano cayó y calló,
atroz, a trozos, destilando sabor
a miedo,
al pavor que Saturno impuso
a los hijos de los cielos.
Me quedé hambrienta,
vagando por andenes
en los que nada acierto.
Mater Amantísima,
transito una arcada
náufraga
sin isla que venga a mi encuentro.

Evelyn de Lezcano





Nanas

Parí en un descampado.
Sola. A obscuras con el frío ardiente de
un continente que engulle las curvas
temblorosas de todos los mares.
Parí sola sobre una tierra seca
que absorbe las miríadas
de placentas que engendra.
Parí desnuda todos los reinos
que no pisé. Parí buscando
una isla, un océano cálido
donde arrullarme, donde
recostar los abrazos sedientos
que no encontré.
Parí de pie,
recostada,
agitando las manos temblorosas
mientras, de la garganta,
surgían cantos,
nanas dulces para dormir a la pequeña
que sonriendo,
se fue.

Evelyn de Lezcano














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