"El charco es una imagen de parálisis ante la deriva descontrolada que lo rodea. Es también aislamiento, agua estancada. Pero, además de lo que representa, yo pienso mucho en el lugar de destino del charco. Lo imagino en un futuro, en un salón, en un contexto en el que no se podrá ni se deberá salir de casa. La gente tendrá un charco que emule el paisaje natural, urbano y suburbano, del pasado, y lo regará una vez a la semana. Esa dimensión de anticipación imaginaria es la que más me interesa."
Camila Cañeque
“He comprobado que el hilo común en todo mi trabajo es algo así como un arte no d acción, sino de inacción . En el fotograma u obra final hay siempre un componente de cansancio, implica siempre una pasividad frente a un mundo en movimiento (como única alternativa lúcida). Ser agotado, tema agotado, tiempo agotado. Por saturación, por aburrimiento, por abuso, por lo que sea.”
Camila Cañeque
"Soy adicta. Soy adicta al final. Estoy enganchada al final. Reconozco mi fascinación por ese instante, mi empeño por habitarlo. Mi incapacidad de dejar que lo que acaba se acabe. Mi necesidad de vivir en la prórroga, en el un poco más, cinco minutos más. Mi no aceptar lo que viene después, mi sólo querer estar aquí. En el borde del barranco.
(…)
Me he agarrado con fuerza a mi purgatorio, como quien decide detenerse bajo la luz mórbida de una sala de espera sin tener nada que esperar. Nada me ha impedido acceder a ese después, pero yo sigo quieta. Sin dar un paso más porque ese paso es un abismo, la caída. Irme."
Camila Cañeque
La última frase
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