Nélida Casado

La flor de la vejez 

Una rueca dio a la vejez la aurora
Para tejer sus flores de nobleza,
seniles flores son cuya majeza
es nieve, que sobre la testa aflora. 

Si el frío del invierno en su arrogancia
araña con dolor de ensañamiento
hay que ponerle cara… y al momento
la dulce flor del rostro arde en fragancia. 

Mas si el dolor asoma y nos perturba,
con la sapiencia que nos da la edad
sabremos que tal flor, con su bondad,
tiene un encanto que jamos se curva. 

La flor de la vejez es flor que aroma
con su eterno fulgor a los mortales.
Sus efluvios se mecen en los anales
Del tiempo, con pureza de paloma. 

Es flor que unge al aire clareado
cuando siente el corazón la despedida…
Su olor se va extendiendo en su partida.
¡Jamás se esfumará porque es sagrado!

Nélida Casado















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