John Sladek Los nuevos apócrifos

Preguntas molestas
 
Bajo la presión de la investigación objetiva, los OVNIs se han ido retirando cada vez más, como los unicornios, a los bosques de la fantasía.
 
Ahora es indudable que la mayoría de los encuentros con OVNIs son errores de una u otra especie, propiciados por una curiosidad natural, un mito conveniente, y los efectos del rumor. Para la mayoría de los ufólogos. La pregunta “¿Existen verdaderos OVNIs?” se ha solidificado en un dogmático
 
“¡Existen! En el capítulo siguiente, se ven los mitos sobre OVNIs bien integrados con otros mitos.
 
Asumiendo por el momento que haya OVNIs físicos y sólidos, los ufólogos aún no han respondido satisfactoriamente a preguntas como éstas:
 
1. ¿Por qué no se estrelló ni se encontró ningún platillo?
 
2. ¿Dónde están, cuando, no están asustando ni amenazando a nadie?
 
¿Cómo es posible que miles y aun millones de ellos hayan ido y venido de este planeta sin que ese tráfico se detectara?
 
3. ¿Cuál es su posible propósito? Establecer contacto con nosotros, no (han desperdiciado miles de oportunidades). Ni eludirnos (pues se los ve con tanta frecuencia). Ni impedir las pruebas atómicas de ninguna manera concebible. Ni estudiar la conducta humana, pues ignoran vastos centros habitados para platicar con Adamski atrás de una duna.
 
Los ufólogos han respondido reiteradamente a esas preguntas, pero nunca satisfactoriamente, ni siquiera a juicio de otros ufólogos. Debería ser claro que los OVNIs, cuando los investigan, son como los fantasmas, las hadas, los demonios, los ángeles, los nibelungos, los trasgos, y, desde luego, como los dioses de antaño.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 27
 
 

Clarion
 
Casi tan atractiva como la teoría de que Cristo está esperando el segundo advenimiento en Venus, o la teoría de Godfried Bueren de que el sol es hueco y tiene plantas en su interior, es la idea de un planeta oculto atrás del sol.
 
Ese planeta es Clarion. Se supone que se desplaza en una órbita que se corresponde con la terrestre y lo mantiene continuamente fuera de nuestra vista. Como los continentes hundidos, o las regiones del interior de la tierra, puede ser poblado imaginativamente con razas perdidas, demonios, gigantes y demás.
 
Al principio la idea no parece imposible. Aunque la órbita terrestre es una elipse, no un círculo, podría suceder que Clarion estuviera en oposición permanente. Así podría ser fuente de OVNIs, o una Tierra duplicada donde el Destino produce sosias para todos nosotros…
 
Lamentablemente, la extraña órbita de Clarion sólo sería posible si Clarion y la Tierra fueran los únicos hijos del Sol. Tal como están las cosas, la órbita del planeta oculto sería tan perturbada por la atracción de Venus y Marte que pronto sería visible. Los cómputos realizados por la oficina del Almanaque Náutico del Observatorio Naval de los EE.UU. demostraron que Clarion no podía permanecer oculto más de una treintena de años.
 
Además, Clarion mismo alteraría notablemente la órbita de otros planetas.
 
Por último, aunque Clarion tuviera una masa cero, la órbita de la Tierra es alterada por otros planetas, y en menos de un siglo dejaría de estar alineada con su gemelo y lo tendría a la vista. El sistema solar sigue obstinado en portarse como si Clarion fuera intangible e invisible, o bien como si no existiera.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 60
 
 
La mayoría de los argumentos contra la evolución humana o bien descartan toda teoría evolutiva, como parece hacer Cousins, o bien le permiten operar en todas las especies hasta el hombre, donde la frenan de golpe. Von Däniken favorece la idea de que los extraterrestres copularon con simios para engendrar al hombre. Robert Charroux prefiere pensar en el hombre mismo como un extraterrestre que vino aquí y presumiblemente olvidó cómo regresar. Peter Kolosimo insinúa que los hombres del espacio engendraron nuestra especie o bien la fabricaron con material local. Tales teorías en general enfatizan las características singulares del hombre, como el lenguaje y la cultura, que según dicen no pudieron surgir naturalmente de los monos. Por lo tanto, el lenguaje y la cultura debieron llegar aquí de algún planeta distante. Evidentemente a nadie se le ocurrió preguntarse cómo surgieron en primer lugar en el planeta distante. Charroux, von Däniken y Kolosimo se limitan a desplazar un eslabón de la cadena evolutiva al espacio exterior, sin explicar ese eslabón.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 86
 
 
Martin Gardner explica dos secretos del triunfo de la charlatanería:
 
1. Que muchas enfermedades pasan de un modo u otro, y el charlatán puede atribuirse el mérito de la “cura”.
 
2. Que muchas enfermedades tienen una base psicológica, de modo que la cura es principalmente una cuestión de fe.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 93
 
 
Cuando al público se le miente en todos los idiomas, y se lo droga e inocula para beneficio de las enormes empresas químicas propietarias de la Prensa y la Radio, es obviamente necesario contraatacar con la verdad.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 101
 
 
Se necesitaría una voluminosa enciclopedia para historiar los cultos alimentarios desde el tabú de la manzana de Adán hasta la macrobiótica zen. Las entradas podrían incluir las normas de “alimentación limpia” del Levítico, la abstención pitagórica de habichuelas, y la historia de un alimento prodigioso del siglo catorce, el antimonio. Los vegetarianos célebres de los dos últimos siglos, incluyendo a Shelley, Shaw, Montessori y la mitad de los revolucionarios nombrados en las memorias de Herzen (la otra mitad se dedicaba a la frenología) ocuparía casi un volumen, y ni siquiera nos quedaría lugar para excursiones laterales, como por ejemplo las ideas alimentarias del poeta futurista Marinetti. (Cuando no estaba promoviendo el fascismo de Mussolini, Marinetti elaboraba recetas para el nuevo orden, como salame servido en café negro caliente rociado con agua de colonia). Aun así sería imposible mantener actualizada semejante enciclopedia, pues nuevos cultos surgen casi a diario. Algunos tienen que ser importados de tribus inaccesibles de dos Alpes, los Urales o el Himalaya, y otros se descubren en oscuros monasterios japoneses, pero una gran cantidad parece florecer directamente en las testas de los quiroprácticos de California. Hombres de menor calibre esperan dispuestos a probar consecutivamente cada sistema nuevo, olvidando las decepciones del pasado. Los seudo-expertos en nutrición no sólo afirman tener todas las respuestas, sino que afirman que las respuestas son tan simples que cualquier lego sin mayor cultura puede entenderlas. Casi todos los cultos alimentarios comprenden algún sistema simplón donde, un par de alimentos prodigiosos deben ingerirse en cantidad, mientras que deben evitarse un par de alimentos ponzoñosos. Como en la quiropráctica, toda consideración sobre la complejidad del cuerpo humano se descarta desdeñosamente como cháchara ortodoxa.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 119
 
 
La tentativa de dar jerarquía científica a la astrología es quizá algo parecido a esto: influencia planetaria → reacciones químicas → nucleótidos → genes → herencia → carácter humano. Es un loable esfuerzo, pero no lo respalda ninguna evidencia. Aun si se descubriera que los planetas moldean el carácter humano de algún modo, la teoría de los astrólogos es poco plausible. Pues nos dicen que ellos solos han inferido los detalles de la influencia planetaria, y que lo hicieron en la antigüedad (una época en que los egipcios consideraban que la Tierra era plana y el cielo una tienda con forma de caja). Pero aun la posibilidad de una influencia planetaria en nuestros genes es tan remota que resulta fantasiosa. Se supone que Marte crea un soldado gracias a su selectividad para alterar la disposición de 150.000 nucleótidos en algunos de los 30.000 genes de algunos de sus 46 cromosomas ―desde una distancia de más de 60 millones de kilómetros― mientras deja tranquilos al resto de los genes o cromosomas… y todo mediante “vibraciones”. Es posible, pero también es posible que la Luna tenga pata de palo.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 164
 
 
La hipótesis de la ESP exige un agnosticismo saludable. Es tan porfiado el escéptico que la considera imposible como el creyente que insiste en tenerla.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 184
 
 
Transmisión del pensamiento, conocimiento del futuro, y control del mundo físico mediante el pensamiento son por cierto habilidades deseables.
 
En la actualidad. sin embargo, son sólo ideas metafísicas. Cuarenta años de investigación de ESP hasta ahora no han dado evidencias concluyentes de que existan, y menos aún de describir sus propiedades. Los experimentos de Schmidt hasta ahora sólo han indicado que existe alguna relación entre los actos humanos deliberados y los acontecimientos en un nivel subatómico a poca distancia en el futuro.
 
Es una idea interesante, pero su verificación, y su significación, deben confiarse a nuevas investigaciones.
 
La hipótesis de la ESP exige un agnosticismo saludable. Es tan porfiado el escéptico que la considera imposible como el creyente que insiste en tenerla. Si en definitiva resulta existir, violando leyes fundamentales de la física, tanto peor para esas leyes. Si, por el contrario, no se demuestra nada en los próximos cuarenta años, eso no desalentará la larga marcha de la investigación de la ESP en su… ¿qué? ¿Camino a la comprensión? ¿O círculo de noria?
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 184
 
 
El espiritismo moderno, al contrario de la parapsicología, no pretende ser calificado de “ciencia”. Es, como lo expresó Harry Price, “en el mejor de los casos, una religión; en el peor, un camelo”. Sin embargo, casi desde el principio, el interés popular se ha centrado no en las creencias espiritistas, sino en la evidencia material de los milagros.
 
En el caso de Emmanuel Swedenborg (1688-1772) aún era ante todo una religión. Swedenborg fue al principio inventor y científico experimental.
 
Sus investigaciones abarcaban desde la composición de la materia hasta la ubicación del alma en el cuerpo humano; y sus estudios comprendían las matemáticas, la física, la mecánica, la astronomía, la metalurgia, la química, la geología, el magnetismo y la anatomía.
 
Una de sus preocupaciones filosóficas primarias era la unión de la ciencia y la teología, del conocimiento por la razón y el conocimiento por la fe. Escribió varias obras teológicas y fue consignando sus sueños en un Diario espiritual de sus experiencias religiosas. Inesperadamente
 
… este hombre inteligente, culto y piadoso empezó a trabar relación con los espíritus. No hizo un secreto de ello, sino que a menudo a la mesa, aun delante de muchas personas, y en medio de las conversaciones más racionales y científicas, decía: “Sobre este asunto he conversado no hace mucho con el apóstol Pablo…”
 
También habló con los habitantes de Marte, Mercurio, Saturno. Venus, Júpiter y la Luna. Las descripciones de esos seres suelen pecar de vaguedad, pues Swedenborg estaba interesado primordialmente en el bienestar espiritual de ellos. Se dijo que había sido un vidente, y que había hecho una serie de revelaciones demostrables. Llevó a la reina de Suecia un mensaje del difunto hermano de ella, que, según una versión, la hizo desmayar. Se dice que había sabido la hora exacta y la extensión de un gran incendio en Estocolmo, y que lo comentó en su momento, aunque estaba a cinco mil kilómetros de distancia. También se dice que reveló a la viuda de un embajador holandés dónde había ocultado el esposo un documento desaparecido, en un cajón secreto del escritorio.
 
Los swedenborgianos en general sostienen que existen sólo dos posibilidades: o bien el eminente teólogo era un fraude, o bien era un psíquico genuino. Evaluar sus prodigios a través del polvo oscurecedor de dos siglos quita toda significación a los comentarios sobre el carácter genuino de sus milagros; pero no veo ninguna razón para que nuestro teólogo no haya sido sino un buen hombre, incluso un santo, alrededor de cuya vida se entretejieron leyendas sin que él fuera responsable de ellas.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 185
 
 
Los ingenuos no aprenden nunca.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 193
 
 
Esta breve lista contiene la mayor parte de los trucos de la fotografía espiritual utilizados en el pasado:
 
1. Placas trucadas con espíritus expuestos de antemano.
 
2. Cambio de una película preparada por una sin preparar.
 
3. Doble exposición.
 
4. Incorporación de una imagen en la cámara o lente.
 
5. Deslizamiento de una diapositiva en la película o placa.
 
6. Borroneo de la película con luz u otra radiación.
 
7. Fondo preparado donde el flash puede iluminar una imagen.
 
8. Introducción de una imagen por un orificio de la cámara.
 
9. Doble impresión con dos negativos.
 
10. Collages, retoques, etc.
 
11. Uso de película o filtros especiales con fondos preparados.
 
12. Raspaje o retoque de negativos.
 
13. Exposición prolongada a luces móviles, etc.
 
14. Imaginación para seleccionar detalles casuales del fondo y “ver” fantasmas.
 
La mayor parte de estas posibilidades están enumeradas en 100 años de fotografía espiritista, del mayor Tom Patterson. El parece creer que algunas fotografías de espíritus no pudieron producirse mediante ninguno de estos métodos, y por lo tanto han de ser genuinas. Esto implica un exceso de optimismo, por dos razones. Primero, esos métodos pueden utilizarse habilidosamente, o en combinación, como para evitar que el ojo inexperto los detecte. Segundo, la lista es sólo parcial; existen miles de maneras, y se descubren más constantemente, de producir efectos fotográficos extraños. (Recientemente dos muchachos revelaron que sus excelentes fotografías de OVNIS, que aparentemente habían engañado a algunos expertos, podían hacerse pintando el OVNI en un panel de vidrio y fotografiándolo con el cielo de fondo)
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 216
 
 
Los que se quejan de la inhumanidad de los científicos sin duda no han conocido científicos delirantes. El delirio, de cualquier clase, es una característica tan humana que estoy seguro de que siempre podremos detectar a los robots humanoides por su falta de interés en la cuadratura del círculo y las tablas ouija. Creo que no habrá marxistas robot, ni nazis robot, ni fanáticos cristianos robot. Si sorprendemos a alguna máquina entablando discusiones políticas, creyendo en anuncios publicitarios, construyendo superbombas o calculando cuántos ángeles pueden bailar en la cabeza de un alfiler, deberíamos saber que no es humanoide sino humana.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 226
 
 
La “vieja ética de la ciencia, que supone la honestidad intelectual” es lo que define a la ciencia. Cualquier manipulación de ello en nombre de cualquier causa, por noble que sea, permite que la ciencia se desmorone en una maraña de charlatanería y mito.
 
John Sladek
Los nuevos apócrifos, página 232
 
 












 
 
 
 

No hay comentarios: